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miércoles, 24 de agosto de 2016

Conclusiones tras mi segundo Maratón

Tras el Maratón de Madrid, publiqué la entrada Respuestas tras correr mi primer Maratón, hoy hago algo parecido, y como continuación a las dos entradas anteriores sobre mi experiencia en el Maratón de San Francisco (parte I y parte II), os traigo esta entrada sobre las conclusiones que extraigo de la experiencia vivida.


Photocall en la feria del corredor
Empezaré ratificando un pensamiento que tuve tras el Maratón de Madrid, y es que, para mí, lo más duro no es el Maratón, la carrera en sí misma, sino prepararlo, son dieciséis semanas entrenando y centrado prácticamente en el Maratón, son muchas sesiones, son tiradas muy largas, y creo que para los corredores populares, como es mi caso, que tenemos familia, trabajo, amigos… es muy duro mantenerte centrado y no dejar pasar entrenamientos, que luego puedes echar en falta. Correr el Maratón obviamente es duro, pero sin duda, ese plan de entrenamientos que te lleva hasta la línea de salida del Maratón es más duro aún.

Respecto a la época en la que sea el Maratón, indicar que he notado una gran diferencia entre preparar un Maratón con temperaturas frías o primaverales, a prepararlo con calor. Esto es una de las cosas que más he notado, el calor ha influido negativamente a la hora de preparar el Maratón, sobre todo en las sensaciones que me transmitía el cuerpo, que era de estar aletargado y de sentir que no podía llevar un ritmo más vivo. Está claro que el frío es más fácil de combatir que el calor, una capa más de ropa, y en cuanto tu cuerpo entra en calor, te olvidas del frío, pero con el calor, da igual las capas de ropa que te quites, que seguirás teniendo calor y conforme avance el entrenamiento será peor. Me he quejado muchas veces de lo incómodo que es el viento cuando corres, a eso añado el calor, sin duda ambos condicionantes meteorológicos me afectan bastante.

Mentalmente, también afecta mucho el trabajo. El Maratón de Madrid coincidió con meses más o menos tranquilos de trabajo, e iba bastante descansado mentalmente, mientras que el de San Francisco lo he preparado en los meses que más carga de trabajo tengo, lo cual hacía que muchos días llegase a casa mentalmente agotado, y eso me afectaba en los entrenamientos, ya que cuando el cuerpo no respondía bien al calor, mentalmente tampoco conseguía animarme, y eso hizo que en demasiadas sesiones llegase a casa bastante desanimado. Por suerte, en esos momentos siempre tuve a mi mujer, que en cuanto llegaba a casa tenía palabras de apoyo, y al pequeñajo, que en seguida se abrazaba y me sacaba una sonrisa.

Envuelto en el plástico para no enfriarme
Con este Maratón he aprendido que por muy duro que haya sido el/los Maratón/es que hayas hecho, y por muy fácil que parezca tu siguiente Maratón, NUNCA debes infravalorar un Maratón. En muchísimas ocasiones he oído que el Maratón de Madrid es uno de los más duros del mundo, y tal vez por eso, porque mi experiencia estaba basada en el Maratón de Madrid, y porque además lo corrí en unas condiciones climatológicas muy duras (lluvia permanente durante todo el Maratón), en cierta medida infravaloré el Maratón de San Francisco. No es que hiciese un plan menos severo o fuerte, ni que en los entrenamientos no me exigiese, pero sí que es cierto que siempre pensé que una vez hecho el de Madrid, cualquier Maratón lo haría sin problemas, y no es así. Un Maratón, da igual que sea llano, que tenga muchas subidas, o que esté lleno de subidas y bajadas, al final son 42.195 metros, es una distancia grande, son muchas horas corriendo, y ya solo con eso la dureza es importante. Un Maratón no es fácil, por lo que no hay que infravalorarlo.

En la entrada Camino a San Francisco: Encaminado a la línea de salida, os comentaba que tenía cinco objetivos, a día de hoy, puedo decir que el primero lo conseguí, acabé el Maratón, el segundo, durante gran parte del Maratón también lo conseguí, ya que disfruté muchísimo del recorrido y de correr el Maratón en una ciudad como San Francisco, y el tercero lo conseguí en gran parte, aunque debo decir que sufrí más de lo que sufrí en el Maratón de Madrid, no porque no pudiese ir al ritmo que quería, ni por las molestias que tuve durante los últimos kilómetros en el talón de Aquiles y en los isquiotibiales, si no por esas molestias estomacales que me generó el vaso de bebida isotónica helado que me dieron en el avituallamiento. Esa continua sensación de malestar estomacal y ganas de vomitar que me acompañó en los últimos kilómetros del Maratón hizo que lo pasase muy mal, y que en varias ocasiones pensase en echarme a un lado para vomitar.

El cuarto y quinto objetivo, (mejorar el crono de Madrid y bajar de las cuatro horas), creo que los tuve a mano, por lo menos hasta el kilómetro 32 llegué dentro de lo que había planeado, pero cuando hubo que apretar para terminar de conseguir esos dos objetivos las piernas no me respondieron. Más allá de las molestias que tuve en los últimos ocho kilómetros, tengo muy claro que, aún sin ellas, no habría bajado de las cuatro horas, y posiblemente ni siquiera hubiese mejorado el tiempo de Madrid, ya que la fatiga que sentía en las piernas era bastante importante. Mucha culpa de ello lo tuvo sin duda el recorrido, ese continuo subir y bajar cuestas, que poco a poco me fue minando, e hizo que cuando quise aumentar el ritmo, no pudiese hacerlo. Tal vez debía haber sido más comedido en esa parte para no llegar tan fatigado al final, la cuestión es que me planteé una estrategia de carrera, que al final no resultó ser la correcta para conseguir esos objetivos.


Medalla y dorsal del Maratón
Este Maratón, me ha ratificado la importancia de la mente. Aunque durante la preparación del Maratón me encontraba agotado mentalmente, por suerte, al día del Maratón llegué bastante fresco, ésto, sumado a que fui bastante cómodo y disfrutando mucho hasta más o menos el kilómetro 34, hizo que mentalmente llegase descansado al tramo en el que necesité apoyarme en la mente. Cuando las piernas no iban todo lo bien que yo quería, cuando veía como el objetivo de mejorar el tiempo se esfumaba, cuando el estómago no paraba de darme problemas y me pedía que parase para vomitar, en ese momento tiré de fortaleza mental, no paré de darme ánimos y de ser optimista, y así conseguí seguir adelante zancada a zancada hasta cruzar la línea de meta.

Hay una cosa que ya me pasó en el Maratón de Madrid, que he repetido en el de San Francisco, y que creo que mentalmente no ayuda. En ambas ocasiones, al tomar la salida no me planteó la meta, son muchos kilómetros los que hay por delante, así que me voy marcando carreras de 5 km, se hace más corto y mentalmente ayuda, pero en ambas ocasiones llegado al kilómetro 32 sin quererlo, sin pensarlo, cambio el chip, me planteo una carrera de 10 km, y empiezo a restar kilómetros, y no sé porque, pero en ninguna de las dos ocasiones eso me ha ido bien, la verdad, no sé muy bien cómo explicarlo, es como si en ese momento dijese, “¡genial, ya llevas 32 kilómetros, solo te quedan 10!”, y ese “ya llevas 32 kilómetros”, pesase más en el ánimo y en las piernas que ese “solo te quedan 10”. Creo que es algo que para futuras ocasiones debo tener en cuenta.


Pasando por el photocall tras cruzar la meta
Respecto al temido muro, aparte de los que subimos en varios momentos del Maratón, por suerte sigo sin encontrármelo, cierto que sufrí los kilómetros finales, pero más por el malestar estomacal que por ritmo, ya que ahí el problema fue que en lugar de ir a 5:30 min/km como quería, iba a 6:30 min/km, pero nada más, nunca llegué a ir ni siquiera a 7:00 min/km, y por supuesto, no me puse a andar en ningún momento. Por lo que comparando con las historias que he leído de otras personas que se dieron de cara contra el muro, lo mío en esos kilómetros finales no creo que tuviese nada que ver con el famoso y temido muro.

Y ahora, tras dos Maratones, toca ir a por el tercero, eso sí, para esta nueva ocasión ya os anticipo que va a ser uno más llano, pero con la lección aprendida, de que por muy llano que sea, por muy fácil que parezca, es un Maratón, y a los 42.195 metros no hay que infravalorarlos.

6 comentarios:

  1. Quien tuviera tu constancia ¡Felicidades!

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    1. Muchas gracias Mimi, supongo que tengo un punto de testarudez que me ayuda a ser constante, además del apoyo de mi familia, que también ayuda y anima a ir adelante.

      Saludos.

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  2. ¿Uno llanito? Da pistas, ¿español o extranjero? ¿Valencia, Sevilla, Barcelona? ;)

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    1. Español, hay que ahorrar de nuevo, antes de volver a probar la experiencia del extranjero.

      Está entre los tres que has dicho, en breve haré una entrada con los planes para la nueva temporada y diré cuál he elegido.

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  3. Enhorabuena!!!

    Ánimo para la siguiente.

    Yo ya empienzo con el camino hacia mi primera Maratón.

    Saludos

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    1. Muchas gracias, y mucha suerte en tu aventura con el Maratón, ya veras que, aunque es duro, es muy gratificante.

      Cualquier cosa en la que te pueda ayudar con mi corta experiencia, encantado de hacerlo.

      Saludos.

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