El pasado sábado 27 de abril participé en mi segundo medio maratón del año, de nuevo en Madrid, misma ciudad, misma distancia, pero para mí entender un recorrido bastante más complicado que el del Movistar Medio Maratón, de tres semanas antes.
Este año al ser la carrera en sábado, supuso que fuese a la feria del corredor el jueves, tras trabajar, para evitar la más que probable aglomeración del viernes. Esto también supuso que no fuese, como en todas las ocasiones, acompañado de mi mujer y el peque, por otro lado, me dio la posibilidad de acudir a un entrenamiento que organizó Adidas Runners, saliendo desde la feria del corredor.
El día de la carrera, quedé en el ropero con Dani, con el que llevaba tiempo sin coincidir, también nos encontramos con María, que se encontraba antes su décimo Maratón, además de encontrarnos también con Jesús, todos ellos conocidos gracias a Instagram.
Semanas antes, en la salida del Movistar Medio Maratón, estaba muy confiado, y con la esperanza de conseguir bajar de 1 hora 40 minutos, pero en esta ocasión, no tenía tanta confianza, más bien tenía dudas, y es que la alergia, la semana santa, un poco de hacer el vago en los últimos entrenamientos, y un recorrido rompepiernas, no hacían presagiar una buena carrera, así que desde el principio opté por dejarme llevar por el ritmo de las piernas, sin imponerme ningún ritmo, ni ningún reto de marca.
La salida se toma al principio del Paseo de la Castellana, y se llega hasta las cuatro torres, siempre subiendo, con algunos falsos llanos que daban un pequeño respiro, un terreno más que conocido, y en el que sabía cuando podía apretar un poco más, o cuando no forzar en exceso, para no quemar energías antes de tiempo. A pesar de que la salida se hace por cajones de tiempos, el juntarnos en la salida los corredores del Medio Maratón, y del Maratón, hace que haya corredores con distintas metas, lo que supone distintos ritmos, y que no fuese una salida del todo fluida.
Los primeros kilómetros de la carrera, me encontré bastante cómodo, me pegué a la izquierda, e iba adelantando corredores, y eso a pesar de que en mi mente estaba más preocupado de no quemar energías antes de tiempo, que de ir a un ritmo rápido. Por el PK5 pasé en un tiempo de 24´51”, a un ritmo de 4:58 min/km.
Al llegar a las cuatro torres, hacíamos un giro de 180º, comenzando con algo de terreno favorable, aunque la alegría dura poco, ya que llegando a Plaza Castilla, se encuentra el primer punto de avituallamiento, el cual, ya se por experiencia que es un poco caótico, muchos corredores, todos muy juntos tras la subida, y muchos que en esos momentos se olvidan que no están solos y se cruzan de un lado a otro como pollos sin cabeza, poniendo en peligro su integridad, y la de los demás corredores.
A partir del PK6 empieza un terreno más favorable, y a pesar de los kilómetros de constante subida que habíamos hecho, notaba las piernas bien, y pidiendo algo más de ritmo, por lo que empecé a hacer kilómetros por debajo de 4´45”, e incluso llegando a hacer el kilómetro 8 en 4´26”. En esos momentos las piernas me pedían ir más rápido, pero la cabeza me decía que no había llegado en plena forma, y aún quedaban muchos kilómetros, y una parte bastante rompepiernas, con muchos toboganes. Por el PK10, pasé en un tiempo de 48´06”, a un ritmo de 4:49 min/km, haciendo el tramo del PK5 al PK10 a 4:39 min/km.
Los siguientes kilómetros el ritmo seguía siendo bastante bueno, me notaba muy bien de piernas, y los ritmos estaban por debajo de 4´40”, estaba llevando bastante bien la zona de toboganes, no afectándome mucho al ritmo las subidas, y acelerando en las bajadas, siendo el mejor kilómetro el 13, que me salió a un ritmo de 4´30”, no así los dos siguientes kilómetros, donde noté que el terreno se empinaba y pasé a hacerlos por encima de 4´55”. Por el PK15 pasé con un tiempo de 1h 11´52”, a un ritmo de 4:48 min/km, haciendo el tramo del PK10 al PK15 a 4:46 min/km.
El kilómetro 16 es una recta en continua subida, que discurre por la calle Velázquez, no guardaba muy buen recuerdo de ese kilómetro del año pasado, ni de hace dos años cuando hice el Maratón, y pasábamos por ahí en torno al kilómetro 40. Este año no estaba dispuesto a qué me pasase lo mismo, así que me mentalicé para no dejarme llevar, e intentar no ceder mucho, pero aún así me salió un ritmo de 5´06” en ese kilómetro.
También como el año pasado, el kilómetro 17 se hace especial, ya que es el momento en el que se separan las dos carreras, los corredores del Maratón giran a la derecha, mientras que los del Medio Maratón seguimos nuestro camino recto, dirigiéndonos ya a la meta.
Los siguientes kilómetros fueron un poco, quiero y no puedo, quería acelerar el ritmo, aprovechar que el terreno era favorable, pero en ese momento noté que las piernas no daban más de sí, que no eran capaces de llevar el ritmo que hubiese podio llevar con un poco más de entrenamientos. Por el PK20 pasé en 1h 36´10”, a un ritmo de 4:49 min/km, haciendo el tramo del PK15 al PK20 a un ritmo de 4:52 min/km.
La recta de meta la encaré muy satisfecho, con la sensación de haber dado todo, y de haber disfrutado de la carrera. Poco antes de entrar en meta, se encontraba mi mujer con el peque, les saludé, y me dieron el empujón necesario para encarar los últimos metros, cruzando la meta en un tiempo de 1h 41´27”, a un ritmo de 4:49 min/km, y lo que marca la mejoría con respecto al año pasado, es que hice 3´49” menos que en 2018.
Este año he cambiado la forma de entrenar, menos kilómetros, pero con más intensidad, buscando de esta forma quitarme los kilómetros basura, e intentando llegar menos cargado de kilómetros, y parece que el cambio ha funcionado, ya que en los dos medios maratones de Madrid, he mejorado mis marcas anteriores, y me he acercado bastante a ser sub 1h 40´.
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