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jueves, 4 de octubre de 2018

Conclusiones tras mi sexto Maratón

Una vez os he contado mi experiencia en el Maratón de Berlín (parte I y parte II), es momento de sacar conclusiones, no solo de lo que fue la carrera, también de la preparación, de las innovaciones que he introducido tanto en los entrenamientos como en la carrera, en definitiva, sacar conclusiones de las diez semanas que han transcurrido desde que empecé el plan, hasta que crucé la meta de mi primer major.


La primera conclusión es sobre el plan de entrenamientos, que se vio reducido en semanas respecto a los maratones anteriores, de catorce a diez, pero que se ha visto aumentado en sesiones, de tres a cuatro más una de entrenamiento cruzado. Las matemáticas dicen que llegué con menos kilómetros que a los últimos maratones, 137,21 kilómetros menos que a Valencia y 120,97 kilómetros menos que a Sevilla, eso hizo que la sensación mental fuese que no iba bien preparado, aunque la realidad es que solo hice 1´30” más que en Sevilla. La comparación con Valencia sale algo peor, ya que ha sido de 8´01”, pero a Valencia mentalmente iba pletórico y a Berlín, pues no, y eso lo pagué.

Con la mayor carga de sesiones semanales, tenía el temor de cargar en exceso las piernas, ya que estoy acostumbrado a darles más descanso, por ello los estiramientos y el foam roller han sido un fijo durante los entrenamientos, incluso en días de descanso. Además de esto, por primera vez he probado la suplementación con un recuperador, y teniendo en cuenta que en todo el plan no me he notado demasiado cargado, vamos a darle una buena nota al recuperador.

Otras modificaciones que ha traído el plan han sido sesiones de cambio de ritmo en vez de series, una sesión de rodaje corta para cerrar la semana, y otra larga para empezarla, ambas medidas en kilómetros y no en tiempo, y sesiones de fondo progresivas, también en kilómetros, no en tiempo. Estos cambios no han supuesto mucha variación respecto al anterior plan, tanto los cambios de ritmo como las series son entrenamientos intensos, y las otras sesiones ya sea en tiempo o en kilómetros no varían el resultado. También está la sesión de entrenamiento cruzado, que ha ido variando entre bici, elíptica o natación, en función de lo que me apeteciese hacer ese día, y siendo un día de descanso mental.


Por lo tanto la adaptación al plan fue bastante buena, no así al clima, preparar un Maratón en pleno verano ha sido muy duro, atrasaba la hora de la salida, pero aún así no me libraba del excesivo calor, me tomaba una pastilla de sales antes de salir de casa (otra innovación en la suplementación, que ha sido un acierto), salía con el cinturón de hidratación, y aún así, en muchas ocasiones iba de fuente en fuente, o de aspersor en aspersor, buscando hidratarme y refrescarme. Y ese calor también afectaba a la sensación de las piernas en particular, que era de estar aletargadas, sin chispa, y del cuerpo en general, que no paraba de transmitir pocas ganas de correr. Muchos entrenamientos no salieron como esperaba, y eso también afectó mentalmente el día del Maratón.

La tercera innovación en la suplementación han sido el cambio de los geles por las gominolas. En carrera no noté mucha diferencia, no me vine abajo, así que considero que funcionan bien en ese sentido. A la hora de trasportarlos resultan más cómodas, ya que abultan menos que los geles. Y donde lo noté más incómodo fue al tomarlos, a mí personalmente me resulta más cómodo tragar un gel, que masticar las gominolas mientras corro.

He de decir que todos los maratones tienen una gran parte mental, en Valencia todo fue muy bien, y aún así sufrí a mi mente queriendo buscar problemas donde no los había. En Berlín ha sido algo parecido, o diría que incluso peor, posiblemente ha sido el Maratón más mental de los seis que llevo, y ha sido justo el Maratón al que con más dudas acudí, y al que mentalmente peor llegué, creo que ni siquiera en mi debut en un Maratón tuve tantas dudas de si llegaba en condiciones de afrontar un Maratón.


Como es habitual, antes del Maratón me propuse unos objetivos, y el resultado ha sido:

1.- Cruzar la meta en la Puerta de Brandenburgo, lo logré.

2.- Sufrir lo menos posible, físicamente lo conseguí, ya que el primer tramo del Maratón fui frenando el ritmo, pero mentalmente sufrí demasiado.

3.- Puede que haya sido el Maratón que más he disfrutado de la ciudad, de ir fijándome por donde pasaba, de no ir pensando en acelerar el ritmo, del entorno… en ese sentido disfruté muchísimo de correr en Berlín.

4.- Bajar de las cuatro horas, conseguido y con un margen suficiente.

5.- Intentar mejorar mi MMP, ni me lo propuse, ya desde la salida renuncié a esa idea, preferí ir más cómodo y asegurarme llegar con fondo al final, que jugármela a apretar, y acabar desfondado.

Respecto al GPS, como es habitual marcó más que el recorrido, entre otras cosas porque para los populares es muy difícil correr por las líneas que marcan el recorrido de 42,195 km, eso supone un desfase en el paso por los kilómetros, y en el ritmo que marca el GPS, con el real, que siempre va a ser peor. En esta ocasión que no forcé para buscar marca, la verdad que no me importó, pero de cara al futuro, si intento mejorar mi marca, tendré que tenerlo en cuenta, y marcarme un ritmo más rápido en el GPS.

Y ahora, ya con el Maratón de Nueva York en la mente, en el que, si todo va bien, será mi segundo major, en menos de dos meses.

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