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miércoles, 29 de julio de 2015

Los pecados de todos los runners… o de casi todos

Todos los runners, ya sean novatos o veteranos, tienen o han tenido una serie de vicios que les acompañan en cada salida que hacen. Algunos de esos vicios pueden ser errores debidos al desconocimiento que se pueden corregir con la experiencia, otros en cambio son malas costumbres que son más difíciles de corregir y que pueden afectar a nuestro entrenamiento, y otros nos suceden de vez en cuando, ya sea por prisas o simplemente por un olvido. Y todos ellos juntos, forman una serie de pecados que nos afectan o han afectado a todos o casi todos lo runners en mayor o menor medida.


Uno de los primeros pecados que cometen muchos runnerns, y que yo insisto mucho en que quien me lee lo corrija, es el del material, especialmente las zapatillas. NO todas las zapatillas sirven para correr, y menos aún si quieres convertir el running en una afición a largo plazo en la que sumes y sumes kilómetros. Hay que buscar una zapatilla con amortiguación, que se adapte lo mejor posible a tu pisada, a tu peso, y al uso que vayas a darle. Al resto del material le puedes dar más o menos importancia, pero no cometas el pecado de correr con cualquier “zapatilla” que tengas en casa.

Antes de ponernos a correr, y al acabar, ¿qué otro pecado solemos cometer, en este caso unas veces por prisas y otras por olvido?, el de calentar y estirar. Es algo que a todos nos ha pasado alguna vez, vamos con prisas, el día nos ha dejado poco margen, tenemos que aprovechar el tiempo que nos queda, y ¿qué hacemos?, pues saltarnos el calentamiento. No caigamos en este pecado, hagamos estiramientos y ejercicios de movilidad articular, debemos despertar a nuestros ligamentos, músculos y articulaciones, para que estén preparados para la carrera. También por las prisas, es muy habitual que cuando llegamos a nuestra “meta”, en lugar de andar durante unos minutos para aclimatarnos al descenso del ritmo y de pulsaciones, nos paremos de golpe sin dar opción a una vuelta a la calma de forma relajada y pausada, el llamado enfriaminento. Así como también es habitual que pequemos de no hacer ejercicios de estiramientos una vez terminamos de correr.

Hay un pecado que yo he cometido, pero que he ido corrigiendo a lo largo del tiempo, y que ya tengo totalmente superado, y es el de la hidratación. Por muy corta que sea nuestra salida, el cuerpo tiende a deshidratarse, por lo que a partir de los 30 o 40 minutos salir sin algún líquido hidratante puede ser un pecado muy peligroso, ya que corremos el riesgo de deshidratarnos, y más aún en las fechas que estamos en España, verano, y con una ola de calor recién pasada, que hacía que con solo dar un paso rompiésemos a sudar, con lo que podéis imaginaros lo que podría suponer salir a correr sin nada de hidratación.

Uno de los pecados más peligrosos para mí es el de la frase “No pain, no gain”. Creo que junto con el de las zapatillas, es el mayor error que se puede cometer. Si alguna articulación, músculo o ligamento te duele, es que algo en tu cuerpo no va bien. Si notas alguna molestia, algún dolor, no fuerces, no peques de continuar, no pienses que eso es bueno y que te hará mejorar. Haciendo caso a esa frase, lo que conseguirás es que lo que puede ser una pequeña molestia, se agrande y termine siendo una lesión importante que te haga parar unos días, o incluso semanas.

Y, ¿quién no ha pecado con el siguiente?. Vamos entrenando tranquilamente, cuando de repente nos pasa al lado otro corredor, al que nosotros, por lo que sea, consideramos que es inferior, nos decimos que ese runner no puede correr más que nosotros, despertamos nuestro espíritu competitivo y aceleramos el ritmo olvidándonos del entrenamiento que estábamos haciendo, del ritmo que  teníamos que llevar y de toda la coherencia que debíamos tener en ese momento. Pecamos de competitivos, cuando no debería de ser así.

Yo cuando entreno suelo llevar una aplicación gratuita en el móvil para controlar los kilómetros y el ritmo al final del entrenamiento, nunca durante, pero si hay otros corredores que llevan relojes GPS y pulsómetros y están más pendientes de lo que les van marcando estos aparatos que de estar centrados en llevar un ritmo de carrera en el que se sientan a gusto, o en el que estén teniendo un entrenamiento intenso, si es eso lo que buscan. El pecado de obsesionarse con lo que nos marque el reloj, puede hacer que no hagamos un entrenamiento dentro de nuestras posibilidades. He de decir, que lo del móvil era hasta ahora, para mi cumpleaños (con retraso), me han regalado un reloj GPS, veremos a ver si yo también caigo en el pecado de la obsesión con él.

Y un último pecado, aunque a vosotros seguro que se os ocurren algunos más, es el del exceso, y este pecado lo podemos ver en distintas versiones. Una primera versión la podemos ver en el exceso de kilómetros, ya sea sumando los kilómetros a lo largo de los entrenamientos de la semana, o bien haciendo kilómetros en uno o varios entrenamientos concretos. Una segunda versión son los ritmos rápidos, están los que pecan haciendo demasiado trabajo de series, lo que les conlleva una mayor sobrecarga muscular, o los que pecan entrenando a ritmos demasiado fuertes, lo que les hace estar sobreentrenados y que en las carreras no puedan rendir igual que en los entrenamientos. La tercera versión son los que no dan descanso a su cuerpo, y entrenan un día tras otro, tras otro, siempre con una gran intensidad, y no dejan que el cuerpo descanse, se recupere, y asimile los entrenamientos. Y la cuarta y última versión son los que se exceden compitiendo, que lo hacen un fin de semana si, y otro también.

Al final me han salido siete pecados, tantos como pecados capitales, aunque alguno de ellos tiene varias versiones. En mi caso puedo decir que he pecado seguro en tres de ellos, y que hay un cuarto que podría decir que he pecado en alguna de sus versiones, pero como se suele decir ¿quién está libre de pecado?, ¿cuántos de estos pecados habéis cometido vosotros?, y ¿cuántos más se os ocurren?

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