La estafa para viajar al Maratón de Nueva York

En el día de hoy se ha disputado el Maratón de Nueva York, un Maratón al que 80 corredores que tenían todo planeado para acudir a correrlo, finalmente no pudieron acudir, lo cual, imaginándome en su situación me ha hecho sentirme muy impotente a la vez que frustrado. La historia que hoy voy a contaros, trata de una estafa a 80 corredores que como os he indicado, tenían planeado estar en el Maratón que se ha celebrado hoy, 06 de noviembre, en la ciudad de Nueva York.

Como ya he comentado en otras ocasiones, está claro que el running (o correr, para los que no les gusten los anglicismos, que alguno ya se me ha quejado), está de moda, y todo lo que está de moda genera muchos ingresos. Las marcas de ropa deportiva, de nutrición, de suplementación, los organizadores de carreras, y hasta las agencias de viaje están ganando mucho dinero gracias a la moda del running. Todo ello me parece muy lícito y muy respetable, no hay que criticar al que aprovecha donde hay negocio, el problema viene cuando hay gente que decide ganar dinero a costa de la ilusión de los corredores y sin dar nada a cambio.

Lo ocurrido en esta estafa (aunque debemos mantener la presunción de inocencia), es lo siguiente: Un empresario empezó a promocionar mediante una página web y las redes sociales un viaje a precio low cost al Maratón de Nueva York 2016, el precio era muy llamativo, solo 700 euros, e incluía vuelo, traslados, alojamiento y dorsal, mientras, las agencias de viaje autorizadas por el Maratón de Nueva York en España cobran entre 2.000 y 2.500 euros por los mismos servicios. Visto así es un chollo, que a mí personalmente me levantaría sospechas.

Para acallar las sospechas este empresario y presunto estafador, indicaba que se trataba de una empresa sin ánimo de lucro, que contaba con ayudas y patrocinadores, y que buscaba acercar pruebas como el Maratón de Nueva York a los corredores populares, ¿cómo?, pues financiando el 50% de los gastos. Y así, con este montaje, consiguió engañar a 80 personas, que tras hacer los correspondientes ingresos, recibieron el justificante de pago, y una factura.

A lo largo de los meses, este empresario iba haciendo llegar información sobre las reservas de los vuelos, en los que viajarían, y de los hoteles, en los que se alojarían, para mantener vivo su engaño, e incluso  se permitió el lujo de aumentar el precio del viaje hasta los 1.000 euros, indicando que debido a los problemas derivados de la gestión para la obtención de los dorsales, el precio final tenía que aumentarse en 300 euros, eso sí, como contraprestación les informaba que los dorsales ya estaban asegurados.

A poco más de dos meses para la fecha del Maratón, hubo dos intentos fallidos de los corredores para quedar con el empresario y que les entregase toda la documentación, pero éste les dio largas alegando distintos motivos, y no fue hasta el tercer intento, cuando el empresario les indicó que no le había sido posible conseguir los dorsales, y que además no les podía devolver el dinero que habían pagado. Al parecer, el día anterior a hacer esta manifestación a sus clientes, el empresario se personó ante la policía y allí declaró que se había gastado los 80.000 euros de sus clientes en apuestas de caballos, según relató a la policía, el dinero según le era ingresado, era transferido a una web de apuestas.

Lo más increíble de toda esta historia, es que es la segunda ocasión en que este empresario realiza la misma estafa, y es que ya hizo lo mismo para el Maratón de Nueva York de 2015, la diferencia fue que en esa ocasión, aunque dejó sin Maratón a unos 70 corredores, sí les pudo devolver el dinero.

Si nos ponemos en la piel de estas personas, como os indicaba al principio la impotencia y la frustración es enorme, y es que más allá del dinero, de los 1.000 euros que te han estafado, está la ilusión, el sueño de tener una plaza para correr uno de los maratones más demandados, un sueño que termina siendo una pesadilla. Imaginaros la situación, estás en pleno plan de entrenamientos, a dos meses de la cita, metido en intensos entrenamientos durante los meses de verano, muchas horas, muchos kilómetros, para que alguien luego te diga que es todo una estafa.

Sin duda el running es un negocio, pero lo que no debe ser un negocio es la ilusión y los sueños de las personas, con eso no se juega.