Un
año más, y con este ya son cuatro, he participado en el Derbi de las Aficiones
de Madrid, una carrera en la que a la hora de apuntarte tienes que indicar si
vas a correr como atlético o como madridista, pero en la que luego se ven
camisetas de otros equipos de la Comunidad de Madrid. Muchos ya lo sabréis, pero para los que no, comentaros que es una carrera a la que le tengo un cariño especial, ya que fue en ella en la que di el salto a los 10 kilómetros, y en la que me aficioné a las carreras populares.
En
lo que respecta a la organización, te facilita la retirada del dorsal, pudiendo
hacerlo desde el lunes de la semana de la carrera, bastante personal
atendiendo, en mi caso fui a retirar el dorsal el viernes y no tuve problemas para que
me diesen camiseta de mi talla, y el día de la carrera, muchas furgonetas
haciendo la función de ropero, dos arcos de salida, uno para cada equipo,
cajones por tiempos, y al igual que en años anteriores, se dieron dos salidas
para evitar aglomeraciones, y es que este año según indicó la organización había
12.500 inscritos. Con la inscripción, que costaba 12 euros, te daban la
camiseta para la carrera y ya tras cruzar la meta, la bolsa del corredor que
tenía una botella de agua, una de zumo, una bandana y un gel.
El
recorrido, el mismo que en años anteriores, siendo este año posiblemente el
último que se haga dicho recorrido, ya que es la última temporada que juega el Atlético
de Madrid en el Vicente Calderón. Salida desde el Santiago Bernabéu, subida de
unos 850 metros por el Paseo de la Castellana dirección Plaza de Castilla, para girar 180 grados y bajar en
dirección a la Plaza de Colón, Plaza de Cibeles, Neptuno, Plaza de las Cortes,
Carrera de San Jerónimo, Puerta del Sol, Calle Mayor, Plaza de la Villa, Calle
Bailén, Viaducto de Segovia, Gran Vía de San Francisco el Grande, Puerta de
Toledo, Pirámides y Vicente Calderón.
Recorrido de la carrera |
La
altimetría de esta carrera es muy favorable, habiendo muchos kilómetros de
bajada, por lo que es una carrera en la que es factible mejorar marcas, es por
ello que ya la tenía marcada para mejorar los 47:44 del año pasado e intentar
acercarme a los 45 minutos, pero claro, eso fue antes de la luxación de hombro. Al final me presenté en la línea de salida con solo tres entrenamientos, tras un parón
total de tres semanas, y muchas dudas sobre cómo me iba a encontrar.
Antes
de la carrera me encontré con un amigo de Instagram, con el que ya es habitual
que nos hagamos una foto, y para la carrera había quedado con David y Charly,
con los que llevaba tiempo sin coincidir, concretamente con Charly desde el
Medio Maratón de Madrid, y con David desde la Liberty.
El
primer kilómetro de esta carrera es uno de los más complicados, por la cantidad
de corredores, por que cómo se sube hasta Cuzco y se baja, se habilitan dos
carriles de subida y dos de bajada, y por que los primeros 850 metros son de
subida, así que o te colocas en la salida muy adelante, u optas por hacer un
primer kilómetro lento, y nosotros optamos por la segunda opción, haciendo un
tiempo de 5:33 min/km.
El
segundo kilómetro en general supone un cambio de chip, ya es en bajada, el
cuerpo ha entrado más o menos en calor, y se empieza a acelerar, y fue el
momento en el que confirmé que de ritmo iba algo corto, y es que aunque lo hice
en 4:55 min/km, me notaba que iba forzado. Lo mismo me pasó en el kilómetro 3,
ya con todo el ancho de la Castellana para nosotros es un buen momento para
empezar a pasar corredores y coger un buen ritmo, pero no, el ritmo fue de 4:54
min/km, y seguía notándome forzado, además de que mentalmente no iba centrado,
estaba más preocupado de que nadie me diese en el brazo o de no tropezar, que
de disfrutar de la carrera, además mis compañeros iban con la idea de buscar
bajar de 50 minutos, por lo que estaban intentando recuperar el tiempo perdido,
y esto me suponía que me marcasen un ritmo que no me convenía.
Altimetría de la carrera |
En
el kilómetro 4 y kilómetro 5, aún de bajada, el ritmo fue calcado para ambos
kilómetros, 5:02 min/km. El ritmo era algo más lento, y eso me ayudó a ir más
cómodo, pero supuso pasar por el kilómetro 5 en 25:26, lo que significaba que a
ese ritmo nos íbamos a ir por encima de los 50 minutos.
Junto
al Banco de España se encontraba el avituallamiento, una zona donde chocar con
otros corredores es muy factible, por lo que ni siquiera me acerqué, no quería
correr el riesgo de llevarme algún golpe innecesario. Fue David quien cogió una
botella y me la dio para que le diese un sorbo. Pocos metros después llegábamos
a una de las zonas más duras del recorrido, la subida de la Carrera de San
Jerónimo, y al poco de empezar la cuesta pasamos por el kilómetro 6, clavando
casi el tiempo de los últimos dos kilómetros, 5:03 min/km. Ya metidos de lleno
en la subida de la Carrera de San Jerónimo, fue cuando noté la falta de
entrenamientos, y donde mis compañeros empezaron a distanciarse de mí, sin que
yo me viese capaz de ponerme a su ritmo. Acabada la cuesta, Charly y David
frenaron el ritmo y me puse a su altura, en ese momento les dije que se fuesen ellos a su
ritmo, seguir así era absurdo, ellos frenaban para ponerse a mi ritmo, luego
aceleraban, yo forzaba para seguirles, pero al final iba quedándome, así que lo
mejor era que ellos pusiesen su ritmo y yo el mío, de manera que todos fuésemos
cómodos. En ese momento miré el GPS, estábamos en el kilómetro 6,5, ellos
tenían por delante 3,5 kilómetros para intentar bajar de 50 minutos, y yo para
acomodarme y terminar lo mejor posible.
Por
la Puerta del Sol ya pasé yo solo (si a ir rodeado de cientos de corredores
desconocidos se le puede denominar ir solo), y dado que entrabamos en otra zona
estrecha del recorrido (el comienzo de la calle Mayor), aproveché para
recuperarme un poco. El kilómetro 7 lo hice en 5:27 min/km, la cuesta y ese
tiempo que dediqué a recuperarme se notaron en el crono. En ese punto el tiempo
total era de 35:56.
Los
tres kilómetros que quedaban era un continuó subir y bajar, con una importante
bajada desde la Puerta de Toledo hasta Pirámides, y una última subida ya dentro
de los últimos 500 metros, a la que sinceramente este año temía que se me atragantase.
Para mi sorpresa los tres kilómetros que hice a mi ritmo fueron por debajo de los
5:00 min/km, cierto es que la bajada ayudaba mucho, pero esa bajada no era ni un
tercio de lo que me quedaba, pero también he de decir que, aunque la última
cuesta la acabé algo fatigado, la subí por la izquierda adelantando a muchos de
los corredores que me precedían. Los ritmos fueron de 4:58 min/km en el
kilómetro 8, 4:43 min/km en el kilómetro 9, y 4:46 min/km en el 10.
Cuando
crucé la línea de meta en 50:23 mi alegría era inmensa, no era mi mejor marca,
me había quedado a más de dos minutos y medio de la marca del año pasado, ni
siquiera había conseguido bajar de 50 minutos, pero en mi mente tenía muy presente
que cuatro semanas antes había sufrido una luxación de hombro, solo 11 días
antes me habían quitado el cabestrillo, y tan solo había podido hacer tres
entrenamientos. Pero lo mejor de todo, es que el hombro no me molesta al correr, y aunque los movimientos del brazo aún son muy limitados, la rehabilitación va por buen camino.
Y
este año como novedad, tras la carrera de 10 kilómetros había carreras
infantiles, y como podían correr niños desde el 2014, pues allí estaba mi
pequeñajo. El precio de la inscripción para las carreras infantiles era de 2
euros, a cada niño le daban una camiseta y un dorsal, que se recogían junto con
los de los mayores, y al cruzar la meta les entregaban una medalla y una bolsa
del corredor con la misma composición que la de los mayores. En la carrera, pues empezó bastante bien, corriendo suelto, hasta que un niño se cayó delante de él, y parece que esto le
asustó, y me dio la mano, aunque el mayor problema llegó cuando vio a mi mujer
grabándonos desde el lateral, en ese momento dejó de correr y no quería nada
más que irse con su madre… así que a Natalia le tocó ir andando por el lateral
como buenamente pudo, esquivando a otros padres, hasta que el peque cruzo la
meta.
¡Felicidades Manu!
ResponderEliminarGran carrera la que has realizado a pesar de las limitaciones físicas después de la lesión de hombro.
Saltarte la "guerra" del avituallamiento y que tu compi haga el "trabajo sucio" es de ser muy grandes los dos. Supongo que lo teníais ya hablado ;) Y es lo más sensato.
Lástima que las preocupaciones por no caerte o que te golpeasen no te permitiesen disfrutar a tope de la carrera de las aficiones.
Sigue trabajando la recuperación del hombro a tope ¡y a por la próxima!
Jajaja, ya tienes "engañado" al peque, jajaja ¡Que bueno!
¡Un gran abrazo amigo! ^_^
Muchas gracias Jesús!!
EliminarLo del avituallamiento lo hacemos mucho, cogemos una botella y compartimos, y en esta ocasión estaba claro quien no iba a meterse en la "guerra", jajajaja.
Es una pena lo de ir pendiente del hombro, porque el recorrido es muy bonito y no lo disfruté, pero bueno, en otra ocasión disfrutaremos más.
Hay que ir metiendo el deporte al peque desde pequeño, aunque luego hará lo que el quiera.
Un abrazo!!