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miércoles, 16 de noviembre de 2016

VII Derbi de las Aficiones Madrid

Un año más, y con este ya son cuatro, he participado en el Derbi de las Aficiones de Madrid, una carrera en la que a la hora de apuntarte tienes que indicar si vas a correr como atlético o como madridista, pero en la que luego se ven camisetas de otros equipos de la Comunidad de Madrid. Muchos ya lo sabréis, pero para los que no, comentaros que es una carrera a la que le tengo un cariño especial, ya que fue en ella en la que di el salto a los 10 kilómetros, y en la que me aficioné a las carreras populares.


En lo que respecta a la organización, te facilita la retirada del dorsal, pudiendo hacerlo desde el lunes de la semana de la carrera, bastante personal atendiendo, en mi caso fui a retirar el dorsal el viernes y no tuve problemas para que me diesen camiseta de mi talla, y el día de la carrera, muchas furgonetas haciendo la función de ropero, dos arcos de salida, uno para cada equipo, cajones por tiempos, y al igual que en años anteriores, se dieron dos salidas para evitar aglomeraciones, y es que este año según indicó la organización había 12.500 inscritos. Con la inscripción, que costaba 12 euros, te daban la camiseta para la carrera y ya tras cruzar la meta, la bolsa del corredor que tenía una botella de agua, una de zumo, una bandana y un gel.

El recorrido, el mismo que en años anteriores, siendo este año posiblemente el último que se haga dicho recorrido, ya que es la última temporada que juega el Atlético de Madrid en el Vicente Calderón. Salida desde el Santiago Bernabéu, subida de unos 850 metros por el Paseo de la Castellana dirección Plaza de Castilla, para girar 180 grados y bajar en dirección a la Plaza de Colón, Plaza de Cibeles, Neptuno, Plaza de las Cortes, Carrera de San Jerónimo, Puerta del Sol, Calle Mayor, Plaza de la Villa, Calle Bailén, Viaducto de Segovia, Gran Vía de San Francisco el Grande, Puerta de Toledo, Pirámides y Vicente Calderón.

Recorrido de la carrera
La altimetría de esta carrera es muy favorable, habiendo muchos kilómetros de bajada, por lo que es una carrera en la que es factible mejorar marcas, es por ello que ya la tenía marcada para mejorar los 47:44 del año pasado e intentar acercarme a los 45 minutos, pero claro, eso fue antes de la luxación de hombro. Al final me presenté en la línea de salida con solo tres entrenamientos, tras un parón total de tres semanas, y muchas dudas sobre cómo me iba a encontrar.

Antes de la carrera me encontré con un amigo de Instagram, con el que ya es habitual que nos hagamos una foto, y para la carrera había quedado con David y Charly, con los que llevaba tiempo sin coincidir, concretamente con Charly desde el Medio Maratón de Madrid, y con David desde la Liberty.


El primer kilómetro de esta carrera es uno de los más complicados, por la cantidad de corredores, por que cómo se sube hasta Cuzco y se baja, se habilitan dos carriles de subida y dos de bajada, y por que los primeros 850 metros son de subida, así que o te colocas en la salida muy adelante, u optas por hacer un primer kilómetro lento, y nosotros optamos por la segunda opción, haciendo un tiempo de 5:33 min/km.

El segundo kilómetro en general supone un cambio de chip, ya es en bajada, el cuerpo ha entrado más o menos en calor, y se empieza a acelerar, y fue el momento en el que confirmé que de ritmo iba algo corto, y es que aunque lo hice en 4:55 min/km, me notaba que iba forzado. Lo mismo me pasó en el kilómetro 3, ya con todo el ancho de la Castellana para nosotros es un buen momento para empezar a pasar corredores y coger un buen ritmo, pero no, el ritmo fue de 4:54 min/km, y seguía notándome forzado, además de que mentalmente no iba centrado, estaba más preocupado de que nadie me diese en el brazo o de no tropezar, que de disfrutar de la carrera, además mis compañeros iban con la idea de buscar bajar de 50 minutos, por lo que estaban intentando recuperar el tiempo perdido, y esto me suponía que me marcasen un ritmo que no me convenía.

Altimetría de la carrera
En el kilómetro 4 y kilómetro 5, aún de bajada, el ritmo fue calcado para ambos kilómetros, 5:02 min/km. El ritmo era algo más lento, y eso me ayudó a ir más cómodo, pero supuso pasar por el kilómetro 5 en 25:26, lo que significaba que a ese ritmo nos íbamos a ir por encima de los 50 minutos.

Junto al Banco de España se encontraba el avituallamiento, una zona donde chocar con otros corredores es muy factible, por lo que ni siquiera me acerqué, no quería correr el riesgo de llevarme algún golpe innecesario. Fue David quien cogió una botella y me la dio para que le diese un sorbo. Pocos metros después llegábamos a una de las zonas más duras del recorrido, la subida de la Carrera de San Jerónimo, y al poco de empezar la cuesta pasamos por el kilómetro 6, clavando casi el tiempo de los últimos dos kilómetros, 5:03 min/km. Ya metidos de lleno en la subida de la Carrera de San Jerónimo, fue cuando noté la falta de entrenamientos, y donde mis compañeros empezaron a distanciarse de mí, sin que yo me viese capaz de ponerme a su ritmo. Acabada la cuesta, Charly y David frenaron el ritmo y me puse a su altura, en ese momento les dije que se fuesen ellos a su ritmo, seguir así era absurdo, ellos frenaban para ponerse a mi ritmo, luego aceleraban, yo forzaba para seguirles, pero al final iba quedándome, así que lo mejor era que ellos pusiesen su ritmo y yo el mío, de manera que todos fuésemos cómodos. En ese momento miré el GPS, estábamos en el kilómetro 6,5, ellos tenían por delante 3,5 kilómetros para intentar bajar de 50 minutos, y yo para acomodarme y terminar lo mejor posible.


Por la Puerta del Sol ya pasé yo solo (si a ir rodeado de cientos de corredores desconocidos se le puede denominar ir solo), y dado que entrabamos en otra zona estrecha del recorrido (el comienzo de la calle Mayor), aproveché para recuperarme un poco. El kilómetro 7 lo hice en 5:27 min/km, la cuesta y ese tiempo que dediqué a recuperarme se notaron en el crono. En ese punto el tiempo total era de 35:56.

Los tres kilómetros que quedaban era un continuó subir y bajar, con una importante bajada desde la Puerta de Toledo hasta Pirámides, y una última subida ya dentro de los últimos 500 metros, a la que sinceramente este año temía que se me atragantase. Para mi sorpresa los tres kilómetros que hice a mi ritmo fueron por debajo de los 5:00 min/km, cierto es que la bajada ayudaba mucho, pero esa bajada no era ni un tercio de lo que me quedaba, pero también he de decir que, aunque la última cuesta la acabé algo fatigado, la subí por la izquierda adelantando a muchos de los corredores que me precedían. Los ritmos fueron de 4:58 min/km en el kilómetro 8, 4:43 min/km en el kilómetro 9, y 4:46 min/km en el 10.


Cuando crucé la línea de meta en 50:23 mi alegría era inmensa, no era mi mejor marca, me había quedado a más de dos minutos y medio de la marca del año pasado, ni siquiera había conseguido bajar de 50 minutos, pero en mi mente tenía muy presente que cuatro semanas antes había sufrido una luxación de hombro, solo 11 días antes me habían quitado el cabestrillo, y tan solo había podido hacer tres entrenamientos. Pero lo mejor de todo, es que el hombro no me molesta al correr, y aunque los movimientos del brazo aún son muy limitados, la rehabilitación va por buen camino.

Y este año como novedad, tras la carrera de 10 kilómetros había carreras infantiles, y como podían correr niños desde el 2014, pues allí estaba mi pequeñajo. El precio de la inscripción para las carreras infantiles era de 2 euros, a cada niño le daban una camiseta y un dorsal, que se recogían junto con los de los mayores, y al cruzar la meta les entregaban una medalla y una bolsa del corredor con la misma composición que la de los mayores.  En la carrera, pues empezó bastante bien, corriendo suelto, hasta que un niño se cayó delante de él, y parece que esto le asustó, y me dio la mano, aunque el mayor problema llegó cuando vio a mi mujer grabándonos desde el lateral, en ese momento dejó de correr y no quería nada más que irse con su madre… así que a Natalia le tocó ir andando por el lateral como buenamente pudo, esquivando a otros padres, hasta que el peque cruzo la meta.


2 comentarios:

  1. ¡Felicidades Manu!

    Gran carrera la que has realizado a pesar de las limitaciones físicas después de la lesión de hombro.

    Saltarte la "guerra" del avituallamiento y que tu compi haga el "trabajo sucio" es de ser muy grandes los dos. Supongo que lo teníais ya hablado ;) Y es lo más sensato.

    Lástima que las preocupaciones por no caerte o que te golpeasen no te permitiesen disfrutar a tope de la carrera de las aficiones.

    Sigue trabajando la recuperación del hombro a tope ¡y a por la próxima!

    Jajaja, ya tienes "engañado" al peque, jajaja ¡Que bueno!

    ¡Un gran abrazo amigo! ^_^

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    Respuestas
    1. Muchas gracias Jesús!!

      Lo del avituallamiento lo hacemos mucho, cogemos una botella y compartimos, y en esta ocasión estaba claro quien no iba a meterse en la "guerra", jajajaja.

      Es una pena lo de ir pendiente del hombro, porque el recorrido es muy bonito y no lo disfruté, pero bueno, en otra ocasión disfrutaremos más.

      Hay que ir metiendo el deporte al peque desde pequeño, aunque luego hará lo que el quiera.

      Un abrazo!!

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