El domingo hice mi sexto medio maratón del año, en esta ocasión en montaña, el Andromeda Trail, en el Parque Natural Sierra del Norte de Guadalajara, tomando la salida en la localidad de Valdepeñas de la Sierra, y transcurriendo por esa localidad, además de Tortuero y Alpedrete de la Sierra.
Foto Fernando de Juan Elgueta |
Recorrido Andromeda Trail |
El recorrido tenía de todo, una
primera parte en la que compartíamos recorrido con la distancia de 13 km, con
mucho tobogán, alguna subida fuerte, buenas bajadas, tramos de asfalto y pista,
y zonas con suelo de pizarra y arcilla. La segunda parte que ya hacíamos solos
los de 21 kilómetros, para mí más bonita, también con mucho tobogán, subidas
fuertes, sobre todo una dentro del último kilómetro que si llegabas justo de
fuerzas te dejaba clavado, nada de asfalto, y sí muchos arroyos que había que cruzar mojándote los pies.
Altimetría Andromeda Trail |
En la salida mis compañeros y el marido de mi prima se situaron en la
parte delantera, yo decidí quedarme un poco más atrás junto a mi prima y Rodri, que tenían intención de ir más tranquilos, y ese también era mi
pensamiento.
Con los compañeros de Forrest Gump Team |
El sendero se empezaba a
estrechar, por lo que ya íbamos en fila de a uno, yendo justo por detrás de mi
prima, la cual no era capaz de seguir el ritmo de Rodri, que se empezó a
escapar de nosotros. En una zona en la que el sendero se ensanchó un poco, pasé
a mi prima y apreté un poco el ritmo para intentar alcanzar a Rodri. En estos
tramos de toboganes, las subidas las hacía andando, pero a un ritmo con el que
me acercaba al grupo que iba por delante de mí, y que cerraba Rodri, pero en
las bajadas sigo bajando con bastante precaución, y soy bastante lento, por lo
que el grupo se me volvía a ir.
Foto Fernando de Juan Elgueta |
Tras un tramo de subida
asfaltada, llegamos a una gran bajada, muy estrecha, tanto, que solo daba el
ancho de una zapatilla, y además muy resbaladiza al ser toda de arcilla, en
ella, tuve un amago de caída, teniendo que poner las manos para no acabar en el
suelo, por lo que empecé a bajar con más precaución si cabe, y ya
definitivamente perdí el contacto con el grupo que cerraba Rodri.
Los siguientes kilómetros los
fui haciendo con distintos corredores, que me adelantaban o les adelantaba, sin
llegar a quedarme en ningún grupo en concreto, andando en las subidas, e
intentando mantener un ritmo aceptable en las bajadas. Y esa fue la dinámica
hasta que llegué al primer avituallamiento, que además era el punto en el que
se separaban los recorridos de los 13 kilómetros y los 21 kilómetros.
Foto Fernando de Juan Elgueta |
Tras ese percance mi compañero de Forrest, se quedó con nuestra compañera, ya que habían ido juntos en su coche desde Madrid, y yo
continúe la carrera de nuevo en un grupo de tres, ocupando una corredora que se nos unió, el
lugar de mi compañero.
Una vez pasada esa zona de
pizarra, empezó la parte más bonita del recorrido, mucho árbol, muchísima zona
verde, arroyos que cruzar saltando o metiendo los pies en ellos, subidas más
constantes, bajadas menos resbaladizas, y zonas de senderos por las que correr.
Al grupo que formábamos, se nos
unieron dos corredores más, por lo que ya formábamos un grupo de cinco
corredores, en el que mi posición iba variando en función de si subíamos
(adelantaba posiciones), o de sí bajábamos (retrocedía posiciones). Pero lo
mejor es que me sentía muy cómodo, en determinados momentos me sentía como un
niño chico, corriendo, saltando, metiendo los pies en el agua… disfrutando
mucho del recorrido y reconciliándome de nuevo con la montaña.
En torno al kilómetro 18
llegamos al segundo avituallamiento, hicimos una pequeña parada para beber y
comer algo, y cada uno a su ritmo, por lo que cuando retomamos la marcha
volvíamos a ser de nuevo los tres corredores que formábamos el grupo desde el
punto en el que se cayó mi compañera, ya que uno de los corredores apenas se
paró en el avituallamiento, y el otro, se tomó más descanso del que nos tomamos
nosotros.
Lo que quedaba de recorrido era
una subida, que de nuevo hice andando, pero a un mejor ritmo que mis
compañeros, por lo que me situé en cabeza del grupo. Tras la subida, una nueva
bajada, de nuevo mi respeto por las bajadas hizo que mis dos compañeros me
pasasen, diciéndome cuando pasaban a mi lado “ahora en la subida nos vuelves a
coger”. Y así fue, tras la bajada empezamos la última subida, posiblemente una
de las de mayor inclinación, sobre todo en su inicio, y en ella volví a pasar a
mis compañeros, primero a la corredora, que ya se quedó rezagada, y luego al
otro corredor, que siguió mi estela el resto de la subida.
Foto Fernando de Juan Elgueta |
La entrada en Valdepeñas de la
Sierra se hacía por la zona donde habíamos aparcado el coche, por lo que al
verlo me animé mucho, ya conocía lo que quedaba, aceleré un poco más, me fui
cruzando con otros corredores que volvían a sus coches y que me animaban, así
como gente del pueblo, pero lo más emocionante fue llegando a meta, el peque me
vio y se lanzó corriendo a por mí, y juntos, de la mano, cruzamos la meta del
Andromeda Trail.
Al acabar la carrera estaba muy contento y satisfecho, la única referencia que tenía en esta distancia en montaña era La Cabrera (5 h 53´53”), y eso fue más escalada que correr, por lo que no estaba seguro de cómo se me iba a dar e iba con bastante respeto, pero el Andromeda Trail nada tenía que ver con La Cabrera, aquí no había que escalar, las subidas se podían hacer bien, y aunque en mi cabeza esperaba estar en un tiempo entre las tres horas y tres horas y media, la carrera se me dio mejor, y crucé la meta en 2 h 47´07”.