miércoles, 27 de diciembre de 2017

Toca hacer balance de 2017

A pocos días de cerrar el año 2017, es momento de hacer balance, y repasar lo que ha sido el año en lo que a kilómetros y carreras se refiere, un año que ha sido muy prolífero tanto en carreras como en kilómetros. Como ya me pasó el año pasado, he completado todo el año con el Garmin, por lo que es mucho más fácil hacer un balance de los kilómetros recorridos, ritmos y otros parámetros.


A día de hoy llevo recorridos 1.698,12 kilómetros, lo que supone más de 400 kilómetros con respecto al año 2016, que me quedé en la cifra de 1.284,98 kilómetros. Mañana voy a participar en un evento de Nike, en el que correremos en torno a 5 kilómetros, por lo que finalmente en 2017 pasaré de los 1.700 kilómetros, una cifra que, a mí, ya me parece una barbaridad.

Kilómetros por mes
El año, sin duda estaba marcado por tres fechas, 19 de febrero, 23 de abril y 19 de noviembre, las fechas de los tres maratones que iba a hacer a lo largo del año. Con esos tres maratones en el horizonte, ya sabía que iba a ser un año de muchos kilómetros, de muchos entrenamientos, y un año bastante sacrificado, y a ello debía añadir que había cambiado por completo mi forma de entrenar el Maratón, con menos kilómetros en sesiones de fondo, pero con más kilómetros de calidad y con un ritmo más fuerte. El resultado fue dos maratones con un gran sabor de boca (Sevilla y Valencia), y otro (Madrid), con un sabor agridulce por no haber llevado bien a la práctica los entrenamientos, pero los tres con la misma satisfacción de haber cruzado la línea de meta. Respecto a tiempos, una gran mejoría, ya que mi marca personal ha pasado de las 4h 07´59” a las 3h 49´30”.


Cada Maratón tenía un test de prueba en la distancia del Medio Maratón, por lo que había que hacer tres, y aparte yo le sumé otro más como si fuese una sesión de entrenamiento, así que al final han sido cuatro los Medio Maratones que he hecho este año. Uno es habitual (Madrid), y los otros tres los corrí por primera vez (Getafe, Aranjuez y Ávila). En este caso también se ha notado el cambio en la forma de entrenar, he cruzado las metas con muy buenas sensaciones, bastante fuerte de piernas, y sobre todo en los dos test más importantes (Getafe y Ávila), mejorando mis anteriores marcas. Al final he logrado bajar mi tiempo en el Medio Maratón de 1h 49´57” a 1h 45´21”.


Lo que he dejado un poco más de lado este año han sido las carreras de 10 kilómetros, aunque también cada maratón tenía un test de esta distancia en las primeras semanas del plan. Además, en los pocos meses que he tenido de relax, también he hecho alguna carrera de 10K, ya que son las que soy capaz de hacer incluso estando en periodos de entrenamientos más tranquilos. Aquí también se han notado los entrenamientos para el Maratón, y sobre todo que este año he empezado a hacer series, ganando bastante velocidad con respecto a años anteriores. He mejorado mi marca de 47´44” a 44´28”, y no solo eso, sino que la he mejorado en las otras dos carreras de 10K que he hecho desde septiembre a diciembre, y he hecho menos de 48´ en cuatro de las seis carreras del año.


Este año también ha sido mi debut en el trail, además en tres pruebas muy diferentes una de otra, un trail fácil y de disfrutar para empezar, algo más duro y además nocturno el segundo, y el tercero, una auténtica locura, no tanto por la distancia como por el desnivel y las montañas que subimos, prácticamente escalando. Para el futuro, en esta especialidad, intentaré huir de trails muy técnicos y del tipo de dureza de La Cabrera, porque tengo muy claro que si vuelvo a repetir una experiencia como esa, terminaré odiando la montaña.


Otro apartado nuevo de este año han sido los entrenamientos en grupo, hasta ahora podía decir que era un corredor solitario, y aunque sigo haciendo muchos kilómetros en solitario, este año también he hecho entrenamientos en grupo, por un lado con Forrest Gump Team, un grupo en el que se disfruta mucho de correr y compartir momentos, y por otro lado con Adidas Runners Madrid, con entrenamientos dirigidos por profesionales, y en los que la intensidad es una de las premisas de sus entrenamientos.

En lo referente a la salud, este año a pesar del mayor volumen de kilómetros y de intensidad de los entrenamientos, no he tenido ningún problema. A este respecto, indicar que también he modificado la parte funcional que hacía en el gimnasio, añadiendo ejercicios de fortalecimiento de piernas, core y brazos, además de añadir trabajo de propiocepción, y masajes en casa con el foam roller. El resultado ha sido que en el Maratón de Valencia no tuve ni una sola molestia, que he llegado con las piernas descargadas, y que me he notado muy fuerte. Esperemos tener la misma suerte en 2018.

Y una vez cerremos el 2017, hay que pensar en el año 2018, que en principio se presenta bastante más tranquilo, con carreras de 10K, de momento ya tengo dos, una en enero y otra en febrero, y Medio Maratón, que también tengo ya dos inscripciones, una Madrid, y la segunda que me hace mucha ilusión es para el Mundial de Medio Maratón de Valencia que se celebrará el próximo 24 de marzo, y en el que los corredores populares podremos participar. Por otro lado, buscaré también trails en los que se pueda disfrutar, repitiendo en Riaza, pero posiblemente en la distancia de 20K. Y por último, el gran sueño de 2018, que está en el aire, pero que espero que se cumpla, y que no es otro que en noviembre correr el Maratón de Nueva York.


Resumen actividades 2017

jueves, 21 de diciembre de 2017

VIII San Silvestre de Alcorcón

El pasado domingo participé en la última carrera del 2017, y cerré la temporada corriendo en casa, en Alcorcón, y además con un recorrido que pasaba por algunos de los lugares por los que suelo entrenar cada semana.

Compartiendo una nueva carrera con David
El precio de la inscripción el año pasado fue de 9 euros, este año lo han subido a 10 euros, pero debo de decir que vista la organización de un año y otro, ese euro de diferencia está bien pagado, y es que este año han sustituido el chip de plástico duro que debías ponerte en la zapatilla, y entregar al acabar la carrera, por el chip que ya va pegado al dorsal que es mucho más cómodo, además de ser de usar y tirar.

Aparte del chip, he de reconocer que la organización ha mejorado otros puntos negros que encontré el año pasado, como es el caso de:

- Avituallamiento del kilómetro 5, el año pasado los voluntarios no tenían nada donde apoyar las botellas, mientras que este año, no solo ya tenían una mesa, sino que además estaban colocados a ambos lados de la calzada.

- Avituallamiento final, la bolsa del corredor final la sigues montando tú, te la dan en la cola, y vas pasando por las barras, pero este año todo ha sido más dinámico, y apenas ha habido que hacer cola para tenerla.

- Entrega de la camiseta oficial, la camiseta la podías pasar a recoger el viernes y el sábado, y el domingo in situ, por lo que a diferencia del año pasado, que la camiseta oficial la entregaban al final de la carrera, podías ver gente en carrera con la camiseta oficial de la prueba.

Sobre la bolsa del corredor indicar que al retirar el dorsal te hacen entrega de una bolsa con la camiseta y una barrita energética. Al acabar la carrera te dan otra bolsa en la que, tras pasar por las distintas barras, tienes una botella de agua, una bebida isotónica, un pack de cuatro flanes, y una camiseta técnica de uno de los patrocinadores.

Recorrido de la carrera
La carrera, al igual que en ediciones anteriores, tenía la peculiaridad de que se hacía sobre un circuito de 5 km, y que sobre la marcha uno decidía si optaba por dar dos vueltas al circuito y hacer los 10 km, o quedarse en una vuelta, y hacer solo 5 kilómetros.

El recorrido es muy conocido para mí, ya que son muchos los kilómetros que hago a lo largo del año por las mismas zonas por las que corrimos el pasado domingo, por lo que ya sabía que era un recorrido durillo, bastante rompe piernas, con varias cuestas que se dejan notar en las piernas y en el ritmo, pero también con zonas en las que recuperar, y alguna que otra bajada en la que correr rápido y recuperar el tiempo perdido en las subidas.

Altimetría de la carrera
En esta carrera tuve la oportunidad de ejercer de anfitrión a varios de mis compañeros de Forrest Gump Team, que se desplazaron hasta Alcorcón para correr, y también, después de mucho tiempo pude coincidir con mi amigo David, con el que me inicié en el mundo de las carreras populares. En este caso decir que me alegró mucho poder hacer esta carrera juntos, ya que significaba que había superado los problemas de tobillo que le han tenido muy parado este año 2017. 

La idea para esta carrera la tenía muy clara, disfrutar de la última carrera del año, que además se corría en casa, y volver a compartir kilómetros con David, al que presioné un poco, diciéndole que teníamos que bajar de 50 minutos, pero sinceramente, para esta carrera, el tiempo era lo de menos.

La carrera empezaba en subida, una cuesta que va aumentando su inclinación poco a poco, tras ello un llano, y luego un poco de bajada, antes de llegar al PK1, Como en la salida nos colocamos bastante retrasados, nos encontramos bastante embotellamiento en la salida y en el primer llano, y lo pagamos llevando un ritmo inicial muy lento, sobre todo en la cuesta, por lo que ese primer kilómetro lo hicimos en 5´25”. Tras la bajada, girábamos a la izquierda, y encarábamos una larga recta, donde ya se podía correr mejor, y posteriormente girábamos a la derecha encarando una pequeña bajada, en ese kilómetro aprovechamos para poner un ritmo más rápido, haciendo este segundo kilómetro en 4´39”, para un tiempo total de 10´04”.

En el kilómetro 3 teníamos una parte de llano, y luego una larga subida que si la haces de una sola vez, como yo hago en mis entrenamientos, no te da ningún descanso, pero en la carrera hacíamos una especie de S, que sí dio algo de tregua en la subida. Aunque con tanto cambio de orografía era difícil llevar un ritmo constante, si conseguíamos llevar un buen ritmo, y ese tercer kilómetro lo hicimos en 4´49”, para un total de 14´53”.

Con mis compañeros de Forrest Gump Team
Tras la subida, una zona muy conocida para mí, ya que es donde hago los entrenamientos de series, era un kilómetro con falso llano de subida, algo de bajada, y otro tramo de subida, así que conociendo el terreno como lo conozco supe encarar ese continuo cambio de ritmo mucho mejor que el año pasado, que recuerdo que por esa zona lo pasé algo mal. Con eso, el kilómetro 4 lo hicimos en 4´44”, para pasar por el PK4 en 19´37”.

El kilómetro 5 es muy favorable, ya que casi todo es en bajada o llano, así que tocaba acelerar un poco, siempre pendiente de David, ya que no quería forzarle mucho y que volviese a recaer, pero él respondía bien al ritmo que le ponía, e incluso a veces era él quien tiraba. Ese quinto kilómetro lo hicimos en 4´33”, pasando por el ecuador de la carrera en un tiempo de 24´10”, es decir, íbamos con bastante margen para bajar de los 50´que le había propuesto a David.

Ritmo llevado en carrera
La segunda vuelta, empezaba con la subida, para empezar se notó que no había el embotellamiento de la salida, y por otro lado, que tras la bajada, las piernas llevaban buen ritmo, lo que supuso que hiciésemos el kilómetro 6 en 4´45”, es decir 40” menos que cuando fue el kilómetro 1. El tiempo total era de 28´55”.

Por el PK7 pasamos en 33´25”, haciendo ese kilómetro en 4´30”, mejorando el tiempo de la primera vuelta en 9”. Por el PK8 el tiempo era de 38´09”, el tiempo de ese kilómetro 4´44”, esto es 5” mejor que la primera vuelta. El PK9 lo pasamos en 42´55”, haciendo el kilómetro en 4´46”, en este caso haciendo 2” más que en la primera vuelta.

Quedaba el último kilómetro, el más asequible, y David me decía que se encontraba muy bien, así que decidimos apretar un poco más. Hicimos es último kilómetro en 4´22”, lo que es 11” mejor que en la primera vuelta, cruzando la meta en un tiempo de 47´17”.

Clasificación de la carrera
Buena carrera por lo tanto para acabar el año, ya que sin ir forzado en exceso, y con un volumen de entrenamientos bastante más bajo desde que hice el Maratón de Valencia, llevé un buen ritmo, con nueve kilómetros por debajo del 4´50”, y sobre todo, con buenas sensaciones, Y una muestra de la mejoría es comparar, el año pasado metido de lleno en la preparación del Maratón de Sevilla, esta carrera la hice en 50´48”, lo que supone una mejoría este año de 3´31”, lo cual no está nada mal.

miércoles, 6 de diciembre de 2017

IV Medio Maratón Cabrera Trail

El pasado domingo dejé el asfalto y volví a la montaña, dando un salto más en la distancia, pasando ya al Medio Maratón de Montaña, y también en la altimetría, ya que tenía ante mí un desnivel acumulado positivo de 2.000 metros. La verdad es que como tenía muy reciente el Maratón de Valencia, me veía con fondo y fuerte de piernas, por lo que decidí enfrentarme al trail que tiene el cartel de ser el Medio Maratón más duro de Madrid. Este trail, cumplía su cuarta edición, y además de la distancia de 21K, también había un 10K con +770 de desnivel.

La organización, para ser la cuarta edición, creo que tiene bastantes puntos que mejorar, para empezar, en la inscripción te piden la talla de camiseta, pero cuando llegas a recoger el dorsal no hay camiseta, son unos manguitos para los del 21k, y una buff para los del 10k, y lo peor es que tienen toda la pinta de ser sobrantes de otros años, ya que llevan impreso el texto Cabrera Trail, y las tres distancias que se hacían antes, 10k, 21k y 42k, cuando el 42K, ya llevan dos años sin hacerlo. Después el dorsal es solo eso, dorsal, ningún chip ni nada, el control del tiempo es totalmente manual, todos con el mismo tiempo de salida, en el tercer avituallamiento, hacen un control, basado en una persona que te toma el dorsal y apunta la hora en la que pasas, y ya en meta, una persona mira tú dorsal, y otra apunta en un portátil el tiempo. Por no haber, no hay ni crono en el arco de meta, nada de nada. Y bolsa del corredor, los manguitos y dos hojas de propaganda, ni un detalle más, de hecho no te dan ni una simple bolsa de plástico.

Listo para la salida
En esta carrera coincidía con varios compañeros de Forrest Gump Team, la mayoría ya con experiencia en la montaña, aunque ninguno de ellos se atrevió a lanzarse conmigo a la aventura, o locura, de hacer la distancia de 21k, y todos ellos optaron por hacer la distancia de 10k.

Listo ya para la salida, opté por no ponerme muy adelante, intentando no salir muy acelerado, ya que la carrera era muy larga, prefería salir más retrasado y más pausado, e ir cogiendo algo más de ritmo con el paso de los kilómetros, o eso pensaba yo. El recorrido tenía cinco subidas muy importantes, dos de ellas por encima de los 1.500 metros de altitud (1.547 metros y 1.526 metros), otras dos por encima de 1.400 metros (1.422 metros y 1.421 metros), y la primera de las subidas era a 1.340 metros. Antes del PK5 ya habríamos hecho las dos primeras subidas, la tercera se hacía entre el PK7,5 y el PK10, y en los últimos 7,5 kilómetros se hacían las dos restantes.

Desde el primer metro, y aún por asfalto se puede decir que ya íbamos subiendo, y más aún, cuando giramos a izquierda y empezamos a encarar la subida por camino de tierra. Esta primera subida se hace en gran parte por sendero, y se puede llevar un ritmo más o menos cómodo, siendo la parte final la más dura. El problema de este primer pico no es tanto la subida como la bajada, entre rocas y arbustos y casi en vertical, no quedaba otra opción que bajar el culo al suelo, e ir con mucho cuidado, porque en cualquier descuido podías irte para abajo. El último tramo de la bajada ya se puede hacer corriendo, y disfrutar un poco, pero claro con lo que no contábamos el grupo en el que yo iba, era con que la chica que debía de estar en un cruce se ausentase de su sitio, y entre eso, y que no había buena señalización, nos fuimos por el camino que no era, recorriendo un buen trecho, hasta que desde atrás nos gritaron que por ahí no era.

Con mis compañeros de Forrest Gump Team

Tras volver al camino, tuvimos un terreno de pista en el que se podía correr, y llegamos al primer avituallamiento. A este respecto indicar que igual que he criticado la “bolsa del corredor”, los avituallamientos estaban muy bien preparados, agua, bebida isotónica, fruta, galletas, ampollas de glucosa y gominolas, en todos y cada uno de los cuatro avituallamientos, más el de meta.

Pasado el avituallamiento empezamos con la segunda subida, y bueno, la verdad es que yo no esperaba encontrarme lo que me encontré. Vale que es montaña, vale que hay rocas, arboles, que es subida, vale que es naturaleza y pueda haber subidas duras en las que hasta andar cueste, pero encontrarte ante una subida, en la que no hay ni rastro de sendero, y en la que tienes que ir trepando por las rocas, para eso yo no estaba preparado. Cuando tu carrera ya no depende solo de tus piernas, sino que también debes de tirar de brazos, y tienes que escalar, creo que en ese punto eso deja ya de ser un trail, para ser otro tipo de deporte, mucho más cercano a la escalada. Prácticamente toda esa subida la tuvimos que hacer así, trepando, menos mal que por el frío llevaba guantes, porque si no, me habría dejado las manos. Una vez hicimos cima, respiré de tranquilidad, y por un momento me dediqué a ver las maravillosas vistas que había, en ese punto había restos de nieve y el paisaje era muy bonito, además de helador.

La bajada de esta cima, era en parte por pista, que tenía el inconveniente de tener muchas piedras sueltas, y otra parte por zonas de rocas, con el inconveniente que había zonas con hielo, y había que tener cuidado de no caer. El problema de las piedras sueltas es que mi tobillo izquierdo se resiente mucho, han sido muchos los esguinces que he tenido jugando al fútbol, y ese terreno no me viene nada bien, ya que en cuanto la superficie no es estable y se me dobla el tobillo, sufro muchos pinchazos en él, y durante varios metros arrastro un incómodo dolor.

Altimetría del Cabrera Trail 21K
La tercera subida, era la de más altura y para mí la más bonita, dura, pero casi toda por sendero, incluso en algunos tramos te podías permitir el ir corriendo un poco, solo al final de la subida, ya con nieve, se perdía el sendero y era algo más difícil la subida, pero en ningún momento había que trepar. Lo malo de esta cima, la bajada, de nuevo un tramo en vertical, en el que volvíamos a tener que bajar el culo al suelo, y de nuevo mal señalizado, por lo que otros dos corredores y yo nos perdimos, y acabamos en una zona de cardos borriqueros.

Otro punto malo que yo vi de la organización, fue la señalización, lo normal es que desde una baliza veas la otra, pero en este caso había muchos tramos que no era así, o te encontrabas con balizas a la altura de las rodillas, con lo cual era difícil verlas, había tramos que parecía más un ejercicio de orientación que un trail.

La cuarta subida volvía a ser complicada, de nuevo volvía a tocar trepar, una vez más volvía a sentir que lo que estaba haciendo se parecía poco a un trail, de nuevo sentía que me había confundido al escoger esa carrera. La bajada era un poco mezcla de todo, el problema a esas alturas es que había perdido todo el interés por la carrera, y ni en tramos en los que se podía correr, me apetecía hacerlo.


Cima del tercer puerto a 1.547 metros
Antes de la última subida, avituallamiento, llevaba ya 4 horas 40 minutos, la meta la cerraban a las 6 horas, y la chica me dice que voy justo de tiempo, le pregunto qué cuanto queda y me dice que 4 kilómetros, pero que la última subida es muy dura, muy empinada, pero que no me puede decir más, porque es nueva en el recorrido y no la conoce.

Esa quinta subida tardé en hacerla 40 minutos, posiblemente la más dura de todas, trepando desde el primer metro, por zonas complicadísimas, y para complicarlo más, me caí, escalando una roca, al apoyar el pie izquierdo me fallaron las fuerzas y me caí hacia el lado izquierdo, golpeándome la parte exterior del muslo contra una roca. En ese momento si hubiese podido me habría retirado, pero ya quedaba poco para hacer cima, y solo quedaba la bajada. Tras hacer cima, me quedaban 40 minutos antes del cierre de meta, pero no sabía la distancia, aun así, ya ni quería, ni casi podía correr, así que hice lo que quedaba andando, menos los metros finales, que por orgullo si los hice corriendo. La meta la crucé en un tiempo de 5 h 53´53”, a una media de 16:51 min/km, y siendo el antepenúltimo corredor. Decir que de los 193 corredores que empezamos el trail, lo acabamos 172.


El texto de la medalla lo resume todo
Para acabar, decir que el cartel de ser el Medio Maratón más duro de Madrid, puede quedar muy bien como publicidad, pero sinceramente buscar ese cartel a costa de la seguridad de los corredores me parece una imprudencia. Tener que hacer tres de las cinco subidas (sobre todo la segunda y la quinta), literalmente trepando, no lo veo yo muy lógico, y menos aún que cambien el recorrido y la última subida la pongan aún más dura que en ediciones anteriores, cuando a ese punto ya vas justo de fuerzas. Tampoco veo lógico hacer bajadas verticales, donde tienes que ir con el culo pegado al suelo, porque es imposible bajar de otra forma, salvo que seas un loco, y literalmente, te tires cabeza abajo. Desde luego no soy un experto en trail, pero sinceramente lo que yo hice el pasado domingo se parece más a escalada que a un trail, y a mi modo de verlo, es mejor hacer un recorrido menos duro, y que al año siguiente la gente repita, que tener el cartel del Medio Maratón más duro de Madrid, y que la gente al año siguiente no repita. A este respecto indicar que he mirado los diez primeros clasificados de la edición del 2016, y solo uno repitió este año, lo cual es sintomático.

En mi caso lo tengo claro, voy a huir de este tipo de trail, donde se ponga tan al límite a los corredores, y optaré por trail con menos desnivel, menos técnicos, y sobre todo menos arriesgados, en los que pueda disfrutar más de la montaña, y no terminar aborreciéndola,

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Conclusiones tras mi quinto Maratón

Como siempre, tras contaros mi experiencia en el Maratón de Valencia, (parte I y parte II), toca sacar conclusiones de todo lo que ha sido la experiencia de este, mi quinto Maratón, y también de paso, del hecho de hacer tres maratones en menos de un año, nueve meses para ser exactos, del 19 de febrero (Sevilla), al 19 de noviembre (Valencia).

La primera conclusión es que con el mismo plan de Sevilla, de catorce semanas, tres entrenamientos a la semana, y sin tiradas excesivamente largas (las que más, medio maratón), apretando un poco más en los ritmos, e intentando hacer el mayor número de kilómetros de calidad, he conseguido bajar de las 3 horas y 50 minutos. El total de kilómetros en este plan fue de 596,27 km, siendo la semana más dura la cuarta, que hice un total de 54,76 kilómetros. Una vez más, me reitero en que no hace falta hacer un entrenamiento militar para hacer un Maratón, a mí con un entrenamiento más corto, pero más inteligente ya lo habéis visto, me ha dado para mejorar incluso lo que me propuse al iniciar el plan, que era estar más cerca de las 3 horas 50 minutos que de las 4 horas.

Con las medallas de los tres Maratones
Respecto al plan de entrenamientos, sin duda ha sido muy positivo el apretar un poco más en los ritmos y buscar más kilómetros de calidad en las sesiones de rodaje. Con ello, no solo he conseguido dejar mi marca personal en un Maratón en 3h 49´30”, bajando en más de seis minutos mi marca anterior, sino que también he conseguido bajar mi marca en los 10 kilómetros, dejándola en 44´28”, bajándola más de tres minutos, y también mi marca en el Medio Maratón, dejándola en 1h 45´20”, bajándola casi tres minutos.

Otra modificación que he hecho en este plan respecto al de Sevilla, ha sido el meter un entrenamiento semanal con el grupo de Adidas Runners, y allí, aunque no me notase del todo bien, siempre me metía en el segundo grupo, consiguiendo llevar un buen ritmo en el entrenamiento, y también sufriendo en los días que no iba fino, pero al final conseguir acabar el entrenamiento muy contento por no darme por vencido.

Sobre las tiradas de fondo que hago, muchos con los que he hablado se quedan extrañados porque no haga más kilómetros, e incluso me han llegado a decir que pueden quedarse cortas, pero la realidad es que no, ahí están los maratones de Sevilla y Valencia, que los he completado sin mayor problema que la fatiga normal, y sin llegar a hacer kilómetros por encima de los 6 min/km.

Mi conclusión sobre las tiradas largas, es que si nunca has hecho un maratón, y tu tope es el Medio Maratón, sí que recomiendo hacer una tirada de 30 kilómetros y un par de tiradas de 25 kilómetros, pero si ya has hecho maratones no veo ni productivo, ni beneficioso física y mentalmente hacer tiradas tan largas, en las que todo el cuerpo sufre mucho desgaste. Con las sesiones a ritmo progresivo, no solo acortas el desgaste, y las articulaciones sufren menos, sino que a tu cuerpo le estás obligando a dar más de sí, cuantos más kilómetros tienes, y a reaccionar mejor a la fatiga.

Panel con los nombres de todos los maratonianos inscritos
Es sorprendente, pero en cada Maratón voy descubriendo algo nuevo, en este caso he visto como tu propio cuerpo, o más concretamente la mente, te puede poner trampas y jugar en tu contra, por muy bien que vayas hasta ese momento. Posiblemente haya sido el Maratón que más haya entrenado el trabajo funcional, así como el core, y me haya preocupado de darme masajes con el foam roller, llegando de esta forma en perfectas condiciones al día del Maratón, y consiguiendo no tener ni un solo problema físico el día de la carrera. Pero es increíble como mi mente durante muchos kilómetros me fue jugando malas pasadas recordándome malos momentos de otros maratones (San Francisco y Madrid), inventando molestias (si veía a alguien parado estirando), ganas de orinar (si veía gente que se salía para ir a hacer sus necesidades), o ganas de ponerme a andar (cuando pasado el km 30 empiezas a ver a muchos andando), que para nada eran reales, y es que esto es el Maratón, y es difícil que todo vaya bien durante tantos kilómetros.

Como siempre, antes del Maratón, me había propuesto varios objetivos:

- El primero (cruzar la meta en la Ciudad de las Artes y las Ciencias), lo logré.
- El segundo (sufrir lo menos posible), sufrir no es que sufriese mucho, pero sí que los kilómetros en los que la mente me jugaba malas pasadas, no fueron muy cómodos.
- El tercero (disfrutar lo máximo posible), pues debo decir que me sentí muy bien en gran parte del Maratón, pero creo que iba tan pendiente de no dejarme llevar y perder ritmo, que no disfruté tanto como podría haber disfrutado.
- El cuarto (mejorar mi marca de 3h 56´01”), lo conseguí con creces, y de hecho en ningún momento del Maratón pensé que no pudiese conseguirlo, ni siquiera en esos malos momentos mentales, incluso ahí, haciendo un cálculo conformista, mejoraba mi marca.
- Y el último (bajar de 3h 50´), lo conseguí con un margen escaso, solo 30 segundos, pero lo conseguí, e incluso me permití el lujo de pararme en el kilómetro 41 a abrazar y besar a mi familia.


Ya sabéis que hasta el último momento estuve dudando del ritmo que llevar en el Maratón, al final opté por un término medio, por miedo a que si era muy agresivo de inicio lo terminase pagando en los kilómetros finales, a día de hoy creo que podía haber llevado algo más de ritmo de inicio y que no me hubiese supuesto mucha pérdida al final, pero sinceramente no creo que hubiese sido capaz de bajar de las 3h 45´, que os reconozco era un sueño optimista que tenía. Por otro lado, decir que el desfase que a cada kilómetro iba acumulando el GPS respecto a los kilómetros reales era algo que no me beneficiaba, ya que yo me iba marcando el ritmo por el GPS, y eso al final eran segundos que a cada kilómetro se iban sumando en mi contra.

Para acabar, comentaros que la experiencia de hacer tres Maratones en un mismo año es bastante agotadora física y mentalmente, pero que el llevar un plan con menos carga de entrenamientos y kilómetros que los que llevan otros populares, me ha ayudado a que el desgaste sea menor, aun así he de decir que este año voy camino de los 1.700 km, cuando en el 2016 hice 1.285 km. También ha sido muy positivo de cara a encarar este último Maratón, el descanso activo que me tomé cuando terminé el Maratón de Madrid, desde entonces y hasta que empecé el plan para Valencia, todos los entrenamientos que hice fueron sin fijarme un ritmo y para disfrutar, así como las carreras y los trail que hice, todo con vistas a desconectar y disfrutar de correr.

Ahora dejo aparcado el Maratón por un año, me voy a dedicar a 10 kilómetros, Medio Maratón y trail, y si todo va bien, en noviembre de 2018 volveré a asaltar un Maratón, en esta ocasión cumpliendo el sueño de correr en Nueva York.


domingo, 26 de noviembre de 2017

Maratón de Valencia 2017 – Parte II

Puedes leer la parte I pinchando aquí. 

Antes de continuar, felicitar a la organización, que tiene muy bien merecida esa etiqueta oro, muy bien la organización de la prueba, la organización de los cajones, los avituallamientos, genial el trabajo de los voluntarios, pero una mención especial a una ciudad y un público que se vuelcan con los corredores, que no paran de animar, y que salvo en contadas avenidas más periféricas, se agolpaban a ambos lados de la calzada para llevarte en volandas.

Con mis dos compis de Forrest Gump Team, y otros dos maratonianos
Las largas rectas, de entre uno y dos kilómetros seguían siendo la tónica habitual. En el tramo entre el kilómetro 15 y el kilómetro 24, volvíamos a pasar, pero en dirección contraria, casi por la misma zona que pasamos en el tramo de la salida al kilómetro 11. En el kilómetro 17, segunda inyección de adrenalina, entre el público se encontraban mi mujer y mi hijo, momento en el que oigo a mi mujer llamándome, y preguntándome cómo voy, y yo cierro el puño y levanto el pulgar, indicándole que todo está OK. Zancada a zancada, nos vamos acercando al punto que marca la mitad del recorrido, yo sigo notándome muy cómodo y llevando un ritmo bastante constante, y sigo con la misma practica de ir hidratándome en cada avituallamiento, sin beber en exceso, y alternando agua con bebida isotónica.

Llegados al punto que marcaba el Medio Maratón, ese que te marca que ya llevas la mitad del camino recorrido, pero que por otro lado te queda otro tanto por recorrer (vaso medio lleno o medio vacío), tocaba hacer una valoración del crono. El GPS, como siempre iba por delante, 1h 51´52”, ritmo medio de la carrera 5:18 min/km (5:18 min/km el ritmo entre el PK15 y el PK21,095), si valoraba esos datos estaba genial, ya que mi idea era pasar por ese punto en torno a 1h 52´ 30”, pero el punto real del Medio Maratón no me daba tantas alegrías, ya que el crono me marcó 1h 53´18”, ritmo medio de la carrera 5:22 min/km (5:22 min/km el ritmo entre el PK15 y el PK21,095), en este caso la valoración no era tan buena, ya que cedía 48” a lo que tenía previsto, aunque siendo realistas, tampoco era tan mala la diferencia.  

Con un conocido de Instagram y su compañero de club
Una vez pasamos el Medio Maratón decidí tomarme el segundo gel, y desconectar un poco haciendo un rápido cálculo mental, si era capaz de hacer la segunda parte igual que la primera me iría a un tiempo de 3h 46´36”, es decir salvo hecatombe, bajaría de las cuatro horas seguro, y por otro lado tenía un margen de 10 minutos para mejorar mi MMP de Sevilla, por lo que igual, salvo hecatombe mejoraría marca. Lo que buscaba de bajar de 3h 50´, también lo tenía en mi mano, o mejor dicho en mis piernas, y por último, el sueño más optimista, que era bajar de 3h 45´, se complicaba, aunque todavía era factible.

En este tramo volvíamos hacía la zona de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, es decir hacía la zona de meta, de la que nos alejaríamos, ya que aún quedaban unos 18 kilómetros para pisar la alfombra azul. En este punto la cantidad de público animando fue impresionante, y aquí tuve dos momentos de subidón, el primero poco antes del kilómetro 24, vi a mis compañeras de Forrest que ya habían acabado su carrera de 10 km, y estaban en ese punto animando, me acerqué a ellas, las saludé, choqué las manos y con el grito de “Vamos Forrest”, seguí adelante. Como un kilómetro más adelante, nuevo subidón, de nuevo mi mujer y el peque animando, grito de “Manuuu, ¿cómo vas?”, sonrisa y pulgar al aire, y es que en ese momento iba en volandas. De nuevo tocaba referencias, por el kilómetro 25 del GPS llevaba un tiempo de 2h 12´29”, ritmo de carrera 5:18 min/km (5:17 min/km el ritmo entre el PK21,095 y el PK25), paso real por el PK25 de 2h 14´21”, ritmo de carrera 5:22 min/km (5:23 min/km el ritmo entre el PK21,095 y el PK25).

Con mi prima, nueva maratoniana
Antes del kilómetro 25, y hasta pasado el kilómetro 27, todo era una recta, nos alejábamos de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, y nos acercábamos más al centro de la ciudad, dejando atrás las amplías rectas y entrando en calles más viradas, pero con bastante amplitud, y aunque parecía imposible, cada vez con más público, y es que era difícil ver en esa parte del recorrido un solo metro sin alguien animando. Además esa zona de Valencia la conozco de otras veces que visité la ciudad, y digamos que, al pasar por zonas conocidas, me sentía más en casa. Nuevo paso de referencia el kilómetro 30, 2h 39´06”, ritmo de carrera 5:18 min/km (5:19 min/km el ritmo entre el PK25 y el PK30), esto según el GPS, pero el paso real por el PK30 fue de 2h 41´ 34”, ritmo de carrera 5:23 min/km (5:27 min/km el ritmo entre el PK25 y el PK30). En este tramo el desfase ya empezaba a ser demasiado, y no sé si fue porque el GPS en la zona de calles más estrechas no tomaba bien las referencias o qué, pero el salto de desfase en esos cinco últimos kilómetros fue muy importante.

Llegaban los kilómetros en los que todo el mundo dice que empieza el Maratón, donde se empieza a notar el desgaste físico y mental acumulado, donde empiezas a visualizar la meta con más ganas, y donde los miedos empiezan a aparecer. Para mí, los kilómetros del 32 al 41, fueron 9 kilómetros que mentalmente se me hicieron muy duros por varios motivos; no veía los puntos kilométricos, ya no me fiaba de lo que me iba marcando el GPS, y los fantasmas del pasado aparecían en mi mente intentando hacer que parase. El kilómetro 32, que yo creo que es un punto clave, ya que desde ahí solo quedan 10 kilómetros, y todos los maratonianos tenemos más que dominada esa distancia, lo pasé según el GPS en 2h 50´11”, el PK32 real, el de la organización lo pasé en 2h 52´49”, en ese momento hice un cálculo, digamos conformista, y es que si decaía hasta hacer esos diez kilómetros finales a un ritmo de 6 min/km, sin duda bajaría de las cuatro horas, mejoraría la marca de Sevilla, pero no lograría bajar de las 3h 50´.

Mordiendo la medalla de finisher
A partir de ese PK32 empezaron los problemas, como os he dicho antes, desde el kilómetro 30 empecé a desconfiar mucho del GPS, el desfase era demasiado como para que las referencias fuesen fiables, y por otro lado, no sé si por la cantidad de gente o qué, pero no conseguía ver los kilómetros marcados por la organización, estar debían de estar, pero yo desde el 32 no vi ninguno hasta el 35, y para colmo, en ese momento yo pensaba que debería estar más o menos por el kilómetro 36, pero no, me encontré con el carte del PK35, y eso en cierto modo fue un mazazo. En ese PK35 el crono marcaba 3h 09´07”, a un ritmo de carrera de 5:24 min/km (5:31 min/km entre el PK30 y el PK35), los datos de paso del GPS los he visto a posteriori al descargar la información y fueron de 3h 06´23”, a un ritmo de carrera de 5:20 min/km (5:27 min/km entre el PK30 y el PK35).

Y tras ese PK35 más problemas, el hecho de ese kilómetro que yo pensaba que era el 36, pero en realidad era el 35, fue un mazazo, a eso, se juntó, que ya no vi un nuevo punto kilométrico hasta el 41, con lo que al no fiarme del GPS por el desfase, hice seis kilómetros prácticamente a ciegas, y para colmo mi mente decidió sacar los fantasmas del pasado. Mi mente no paraba de recordarme lo mal que lo pasé los últimos kilómetros del Maratón de San Francisco, por los problemas estomacales, y los últimos kilómetros del Maratón de Madrid, en el que los problemas con los isquiotibiales hicieron que tuviese que ponerme a andar dos kilómetros, y eso me pedía el cuerpo, ponerme a andar. Fueron varios kilómetros complicados, ya que me tocó luchar contra todo eso, para seguir adelante, por suerte de piernas iba bien, había bajado el ritmo, pero seguía yendo muy cómodo de piernas, y además mentalmente empecé a pensar en positivo, no había problemas estomacales, no había ningún tipo de molestia, y empecé a recordar esos entrenos con Adidas Runners en los que iba mal, pero aún así lograba ir con la gente de adelante, y todo eso me ayudó a comerme cada metro que me separaba de la meta.

Con los Forrest Gump Team
Como os he comentado antes, desde el PK35, no volví a ver otro cartel hasta el PK41, pero antes de pasar por ese cartel, por cuarta vez, mi mujer y mi hijo me dieron una inyección de adrenalina, estaban ahí, unos cientos de metros por delante del cartel, de nuevo animándome, mi mujer gritándome que ya tenía el quinto maratón, y en ese momento no me lo pensé dos veces, me fui hacía ellos, me paré, les abracé y les besé, los últimos kilómetros había corrido sin mirar el GPS, no sabía que margen de tiempo tenía, si es que lo tenía, para bajar de las 3h 50´, pero me daba igual el tiempo que perdiese en ese momento, o que luego me costase arrancar de nuevo, ellos forman parte de cada meta que cruzo, mi mujer se recorre cada ciudad haciendo su particular maratón, y sin duda se merecían esos segundos que yo les dediqué. A las piernas, tras el parón, les costó arrancar, pero me obligué a forzarlas y tirar para adelante, ya estaba pasando junto al PK41, miré el crono, y sonreí, marcaba 3h 43´01”, me quedaba 1,195 km para acabar, y tenía siete minutos de margen para mi objetivo, bajar de las 3h 50´, así que más que nunca empecé a ir en volandas, más aún, cuando más adelante vi el cartel de “900 metros para meta”, y tras él empezamos a entrar en el recinto de la Ciudad de las Artes y las Ciencias.

Los metros finales fueron increíbles, muchísimo público a cada lado de la valla, y yo disfrutando de cada zancada, con muchas imágenes en la mente, los entrenamientos, las metas de los otros dos maratones del año 2017, y así hasta llegar a la alfombra azul, en ese momento se te va todo de la cabeza, te dejas llevar, miré a las gradas y les aplaudí dando las gracias por el apoyo de la ciudad durante todo el Maratón, levanté la mano abierta, cinco dedos, uno por cada Maratón, miré al cielo y le lancé un beso a mi ángel de la guarda particular, y sobre todo, me emocioné, disfrutando de cada metro de alfombra azul que recorría, acercándome a la meta, y cruzándola con un gesto de rabia, liberando toda la tensión acumulada.



El tiempo final del GPS fue de 3h 49´34” (el desfase final del GPS respecto al kilometraje real fue de 575 metros, ya que me marcó 42,770 metros), pero el bueno, el de la organización fue de 3h 49´30”, a un ritmo de carrera de 5:26 min/km, consiguiendo bajar en 6´31” mi mejor marca, la que obtuve nueve meses antes en el Maratón de Sevilla. Pero más allá de todo eso, lo realmente importante es que había cruzado la meta de mi quinto Maratón, el tercero de 2017.

Tras cruzar la meta, y avanzar unos metros, la emoción me pudo, y empecé a llorar. Llamé a mi mujer, pero prácticamente no podía ni hablar, y ya tras recoger la medalla, el plástico y el avituallamiento final, llamé a mi madre, que como todas las madres siempre se preocupa, para que supiese que ya había acabado.

Mis datos en el Maratón
Según los datos de la organización, acabaron la prueba 16.172 corredores, que el ganador masculino fue Sammy Kirop Kitwara, con un tiempo de 2h 05´15”, siendo record de la prueba, y en mujeres, ganó Aberu Mekuria Zennebe con un tiempo de 2h 26´17”.

Comentaros antes de acabar, que mis dos compañeros de Forrest, así como mi prima y su marido, todos debutantes en el Maratón, cruzaron la meta en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, convirtiéndose en maratonianos. Y por supuesto, como siempre, muchas gracias por las muestras de apoyo y las felicitaciones, en especial a mi mujer, que este año se ha recorrido tres ciudades con el niño, para verme en el mayor número de puntos posible, no me cansaré de repetir, que cada medalla finisher, en gran parte se la debo a ella.

Con mi mayor fan

jueves, 23 de noviembre de 2017

Maratón de Valencia 2017 – Parte I

Al igual que hicimos para el Maratón de Sevilla, salimos dirección Valencia el sábado por la mañana, y también, al igual que en esa ocasión, fue mi mujer quien llevó el coche, para que yo pudiese ir más tranquilo y con las piernas más descansadas.

Una vez en Valencia, ni siquiera pasamos por el hotel, nos fuimos directos a la Feria del Corredor, tocaba retirar el dorsal, la bolsa del corredor, y echar un vistazo por los stands, además de saludar a gente conocida. Lo malo que le vi a la Feria del Corredor es que había que dar mucha vuelta, estaba situada en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, en el edificio Museo de las Ciencias, un edificio alargado de dos plantas, primero tenías que subir a la primera planta a por el dorsal, pasando obligatoriamente por todos los stands (estilo Ikea), saliendo por la parte de atrás, por lo que tenías que bajar a la planta de abajo, y volver a la parte delantera, pasando de nuevo obligatoriamente por más stands, para entrar a la zona donde te daban la bolsa del corredor, que de nuevo estaba situado al final, para que también tuvieses que pasar por todos los stands que había en esa sala. Vamos, que como calentamiento para activar las piernas estaba muy bien. Decir que la bolsa del corredor es la bolsa con más detalles que me han dado desde que corro, enumerar aquí todo lo que venía en la bolsa sería demasiado, pero si os puedo decir que había más de una decena de productos.

Con el dorsal del Maratón
En la Feria del Corredor, había quedado con mi grupo de runners, Forrest Gump Team, varios de los del grupo íbamos a correr el Maratón, y otros los 10 kilómetros. Además me encontré con conocidos de Instagram, y además con Jorge, un runner que conocía desde hace tiempo gracias al blog y a Google+, y al que me hizo mucha ilusión desvirtualizar, he de decir que incluso hablamos de hacer el Maratón juntos, pero él llevaba mucho mejor ritmo que yo, y al final no fue posible, pero conocernos y charlar, fue todo un lujo. Tras eso, nos fuimos junto a mis compañeros a degustar el plato típico de Valencia, la paella, y después al hotel a descansar, que ese día habíamos madrugado para el viaje, y al día siguiente, también tocaba madrugar.

La noche del Maratón, primero me costó dormir, y luego, me desperté antes de las seis y cuarto que era la hora en que sonaría el despertador, y ya no logré dormirme. Lo primero al despertarnos fue felicitar al peque, ese día era su cumpleaños, tres años que tiene ya, como pasa el tiempo!!!, y tras la correspondiente felicitación con canción de cumpleaños incluída, nos vestimos, y bajamos a desayunar al bar del hotel. El desayuno, como es habitual no fue excesivo, un té, un zumo de naranja y una tostada, lo suficiente para no salir a correr con el estómago vacío. Luego volvimos a la habitación, y me preparé para la carrera.

Con un compi de Forrest y un conocido de Instagram
En esta ocasión, como el hotel estaba en la misma calle donde se tomaba la salida, apenas tuve que desplazarme unos metros hasta mi cajón, y eso me sirvió para estar más tranquilo en la habitación, reposar el desayuno y salir a la calle listo para la carrera, sin necesidad de tener que llevar nada que quitarme o ponerme antes de entrar al cajón de salida. En el trayecto del hotel al cajón, me encontré con otro conocido de Instagram al que desvirtualicé, para él, Valencia era su primer Maratón.

Ya en el cajón de salida me uní con dos compañeros del grupo de Forrest, los cuales debutaban en la distancia, y para mi sorpresa, los veía más calmados que yo, tal vez fuese porque ellos iban sin presión, solo con la intención de acabarla, y yo en cambio me había marcado el objetivo de acercarme a las 3 horas y 50 minutos, sea como fuere, el charlar con ellos me ayudó a relajarme.

Desvirtualizando a Jorge, de Google+
Llegó el momento del pistoletazo de salida, empezar a andar hasta la línea de salida, últimos ánimos con mis compañeros, y momento de despedirse, ellos iban a ir más tranquilos de ritmo. Después de pensarlo mucho, me decidí por no arriesgar en exceso, y mantener un ritmo de 5:20 min/km, y según viese como iba transcurriendo la carrera intentar apretar más, o ir al ritmo que las piernas me dejasen si me veía muy agotado. En este caso en ningún momento me propuse ir junto a un globo, ya que no había globos ni de 3h 55´, ni de 3h 50´, por lo que el globo de las 4 horas iría a un ritmo muy bajo, y el de las 3h 45´, lo veía un poco arriesgado de salida.

Los primeros kilómetros, como suele ser habitual, cuesta mantener un ritmo constante, muchos corredores, diferentes ritmos, cada uno buscando su sitio en la calzada, y yo buscando no acelerarme demasiado, y es que debo reconocer que tenía que ir frenándome para no lanzarme demasiado, por lo que fui muy pendiente del ritmo que me marcaba el GPS. Lo malo de eso, es que ya desde el primer kilómetro el GPS me marcaba con algo de antelación los kilómetros, a los que marcaba la carrera, y ese desfase poco a poco se notaba en el crono.


En el kilómetro 5, primer punto de referencia, el crono del GPS me marcó 26´31”, es decir a un ritmo de 5:18 min/km, pero aún me quedaban unos metros hasta que pasé por el PK5, en el que el crono fue de 26´59”, a un ritmo de 5:24 min/km, así que en cinco kilómetros, ya llevaba un desfase de casi medio minuto. Pasado ese punto, primer avituallamiento, la temperatura aún era fresca, pero se preveía que fuese en aumento, por lo que decidí ir hidratándome poco a poco en cada avituallamiento, para no tener que hacerlo luego de golpe cuando llegase el calor, así que cogí una botella de agua, le di un par de sorbos, y la eché a un lado. Decir que a la altura del kilómetro 3 me encontré con un corredor que ya iba andando, sinceramente como te presentas a un maratón para ponerte a andar prácticamente desde la salida??, está claro que algo falla cuando eso sucede, y que lo más sensato en esos casos, es retirarte.

Desvirtualizando a otro conocido de Instagram
Pasado el kilómetro 5, el recorrido empezó a ser de rectas largas de ida y vuelta, en las que podías ver la cantidad de corredores que iban por delante, y también por detrás, además eran tramos más abiertos, donde en un día con viento lo hubiésemos pasado mal, pero por suerte no corría nada de viento. En este tramo empecé a ir muy a gusto, era más ancho, había que esquivar menos corredores, y empecé a fijar un ritmo constante, lo cual siempre me viene bien a mi forma de correr. Tras cuatro largas rectas, nos colocamos en el PK10, en el avituallamiento de ese punto decidí coger un vaso de bebida isotónica (en los avituallamientos fui alternando coger agua en uno, y bebida isotónica en otro), el cual no me bebí entero. El kilómetro 10 de nuevo el GPS me lo marcó por delante, 53´04”, a un ritmo de 5:18 min/km (5:19 min/km el ritmo del Pk5 al PK10), mientras que mi paso por el PK10 real, fue de 53´47”, a un ritmo de 5:23 min/km (5:22 min/km el ritmo del Pk5 al PK10). En ese kilómetro, estaba mi mujer con mi hijo, y como siempre me pasa, eso fue un subidón de adrenalina, es increíble la reacción que genera en el cuerpo verlos.

Los primeros 10 kilómetros ya estaban, había conseguido no acelerarme mucho, y por el ritmo del GPS iba en lo que me había marcado, incluso un par de segundos mejor, y tras hacer un cálculo mental, vi que el ritmo real, tampoco era malo, ya que solo suponía perder tres segundos por kilómetro respecto a lo que tenía planeado.

Altimetría Maratón de Valencia
El recorrido seguía siendo de largas rectas, con bastante espacio, y por suerte el viento seguía sin aparecer, debo decir, que a pesar de las largas rectas, el recorrido no se hacía nada monótono, en parte gracias a la gran animación de público, música, y batucadas, que había en casi todas las zonas del recorrido. En el avituallamiento de este punto, decidí tomarme el primer gel, aunque tenía pensado tomármelo más adelante, empezaba a notar el estómago vacío, y decidí adelantarlo. Por otro lado, el GPS y los kilómetros del recorrido seguían aumentando su desfase, según el GPS había hecho los 15 kilómetros en 1h 19´36”, a un ritmo de 5:18 min/km (ritmo del Pk10 al PK15 de 5:18 min/km), mientras que el paso real por el PK15 fue de 1h 20´36”, ritmo de 5:22 min/km, (ritmo del Pk10 al PK15 de 5:22 min/km). En ese momento empecé a pensar que aunque iba bien de ritmo según el GPS, en realidad no iba tan bien como quería, y ya había un desfase de 1 minuto entre el GPS y la realidad.

Puedes leer la segunda parte pinchando aquí.