Hoy
voy a hablaros de una lesión que por desgracia estoy sufriendo en primera
persona. Sin duda, no es una de las lesiones típicas de los corredores, pero eso no quiere decir que no nos pueda afectar, y es que nadie está a salvo de una caída, que es una de las
causas más comunes en la luxación de hombro.
La articulación principal del hombro lo forman la cabeza del húmero y la escápula, la primera se introduce en la segunda a través de la cavidad glenoidea. Cuando la cabeza del húmero se sale de esta cavidad, es cuando se produce la luxación de hombro. El hombro es una de las articulaciones con mayor movilidad y una gran variedad de movimientos, y es por ello que es una de las articulaciones con mayor facilidad para sufrir luxaciones.
Las
luxaciones de hombro se pueden producir de tres formas distintas, aunque solo
una de ellas es la más habitual:
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Se puede producir por desgaste, es la forma menos habitual, y se produciría por
la realización repetitiva de un movimiento, lo que produciría el desgaste de la
cavidad glenoidea.
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Por mecanismo directo, también es poco habitual, se produce por golpe directo
sobre la articulación, de manera que la cabeza del húmero se sale de la cavidad
glenoidea. Suele pasar en accidentes de tráfico, en colisiones de jugadores o
golpes directos contra el suelo.
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Por mecanismo indirecto, sin duda la más habitual. La cabeza del húmero se sale
de la cavidad glenoidea tras una caída fuerte, en la que con el brazo estirado
y separado del cuerpo, frenamos colocando las manos en el suelo. Básicamente,
así se produjo mi lesión, con el añadido de que además mi brazo se encajó entre
el suelo del puente y la parte baja de
la barandilla.
Al
producirse la luxación de hombro, la articulación se deforma (en mi caso se me
formó un bulto en la parte posterior del hombro), se produce un gran dolor que
puede llevar incluso a la pérdida de conocimiento (yo no llegué a
tanto, pero sí que era incapaz de dejar de gritar del dolor), y resulta
imposible mover el brazo (yo no pude mover el brazo, por más que quería, hasta que me volvieron a colocar el hombro).
La
luxación de hombro puede no venir sola, al tratarse de huesos que se desplazan
de su posición habitual, se puede dar el caso de que se produzcan fracturas en
el cuello del húmero o en la escápula. También puede afectar al nervio
circunflejo, provocando perdida de la sensibilidad y de la movilidad del
hombro. Y aunque no es muy habitual, se pueden producir lesiones vasculares, con vasos sanguíneos afectados. Por ello, es necesario realizar una radiografía de
la zona afectada, así como otro tipo de exploraciones complementarias.
Una
vez reconocida la luxación, es importante colocar a la persona de tal manera
que el hombro no soporte cargas ni esfuerzos, así se mitigará en gran medida el
dolor (en mi caso me colocaron boca arriba), y lo más pronto posible, se debe
reducir la luxación, es decir, encajar la cabeza del húmero en la cavidad
glenoidea. Es importante dos cosas, la primera, que transcurra poco tiempo ya
que cuanto más tiempo pase, más riesgo hay de que aparezcan contracturas
musculares y más dolorosa será la reducción, y la segunda que sea realizado por
personal médico con experiencia (yo tuve mucha suerte de que pasase una
traumatóloga que me encajó el hombro, sin haber pasado ni cinco minutos desde
la caída).
Después
de la reducción habría que hacer una radiografía para garantizar que el hombro
se ha colocado correctamente, y proceder a la inmovilización completa del brazo
con un cabestrillo (a mi me han indicado dos semanas, aunque he llegado a leer artículos en los que se habla de tres y cuatro semanas). Durante la inmovilización es posible que la
musculatura de la zona cervical y dorsal se cargue, por lo es recomendable
realizar masajes para relajar estás zonas musculares.
La
recuperación es muy importante en la luxación de hombro, para que se cure como
es debido y, sobre todo, para reducir el riesgo de que se vuelva a producir,
por lo que es primordial respetar los tiempos. Primero, se debe cumplir el
plazo de inmovilización, posteriormente realizar la rehabilitación para
recuperar todo el movimiento de la articulación y fortalecer el manguito
rotador y los músculos de la escápula, para ello realizaremos en una primera
fase movimientos suaves y progresivos, que empiecen a potenciar la musculatura
del brazo, y por último, en la segunda fase de la rehabilitación realizaremos
ejercicios más intensos para terminar de potenciar la musculatura y favorecer
la estabilidad de la articulación. El tiempo estimado para que el hombro esté
totalmente recuperado es de 45 días, así que yo que llevo 10 días y solo estoy en la fase de inmovilización, aún tengo mucho camino que recorrer.
Una
vez superada la rehabilitación y recuperada la completa movilidad de la
articulación, es importante hacer un trabajo preventivo, para ello será
beneficioso realizar ejercicios de propiocepción para el hombro, y también será
recomendable reforzar los músculos de la zona mediante flexiones y ejercicios
con bandas elásticas.
El
riesgo de recaída tras una luxación de hombro es menor con el paso del tiempo,
ya que los tejidos regenerados se van haciendo más fuertes, y también es menor entre
los mayores de 40 años, siendo superior entre los menores de 22 años.
En
el caso de que la luxación de hombro se produzca con asiduidad, significará que
se ha desarrollado un hombro inestable, y será necesario realizar una operación
para volver a estabilizar la articulación.
Y para terminar, el mismo consejo de siempre ante una lesión, lo más importante es acudir a un especialista.
Y para terminar, el mismo consejo de siempre ante una lesión, lo más importante es acudir a un especialista.