domingo, 23 de octubre de 2016

Corredores populares. Las historias de superación anónimas

Hace unos meses escribí la entrada Historias de superacion, en la que os contaba las historias de distintas personas, que debido a unos u otros inconvenientes o problemas, en principio, no estaban capacitadas para afrontar según qué determinados retos, y que gracias al afán de superación suyo o en algunos casos, de sus padres, habían logrado grandes retos.


Las historias de superación que os conté en su día son solo un ejemplo, seguro que cualquiera de vosotros buscando por la red podéis encontrar muchas más historias que pueden ser un claro ejemplo de lo que es la superación, y de lo que es capaz de hacer el ser humano si se lo propone, por sí mismo, o por amor hacía un hijo.

Pero hoy esta entrada va más dedicada a resaltar la historia de superación de cada uno de vosotros que me estáis leyendo, puede que para vosotros mismos vuestra historia no os parezca nada especial, puede que os parezca una más dentro de la comunidad de corredores populares (o aficionados al mountain bike, o al ciclismo de carretera o triatletas populares…), puede que os parezca que no merece la pena que otros hablen de ella, pero no os engañéis a vosotros mismos, no os infravaloréis, vuestra historia es una historia de superación, dentro de muchas, sí, pero hay muchos otros que ni siquiera hacen el intento y no entran dentro de las cientos de miles de historias de superación de corredores populares.

En cada uno de nosotros hay una historia de superación, que no por ser anónima es menos importante, y es que si nos ponemos a mirar atrás, a cuando decidimos dar esa primera zancada, fuese por el motivo que fuese, y miramos donde estamos ahora, seguro que la mayoría de nosotros nos encontramos en un punto en donde nunca hubiésemos pensado que íbamos a estar, y eso es gracias a nuestra propia historia de superación. En mi caso no me voy a ir tan lejos, hasta esa primera zancada, me basta con irme al 10 de noviembre de 2013, cuando hice mi primera carrera de 10 kilómetros en 54:29, fue en el Derbi de las Aficiones. Para mi ese día hacer 10 kilómetros era una gran reto, nunca había hecho tantos kilómetros, hoy, menos de tres años después he corrido dos maratones, y he llegado a hacer los 10 kilómetros en 47:44.

Para mí ha sido mi día a día, no le doy importancia, reconozco que me fijo y me emociono más con las historias de superación de otras personas, pero si me paro y hago ese viaje retrospectivo está claro que mi historia es una historia de superación, de sufrimiento, de fuerza de voluntad, en la que poco a poco he ido siendo más rápido y haciendo más distancia. Todos los que seguís el blog conocéis mi historia, casado y con un hijo, con trabajo y con una gran afición por correr, no es una historia extraordinaria, no es muy distinta de la mayoría de vosotros, pero es mi historia de superación, y como mi historia cientos, miles, y todas igual de importantes.

Cada día, gracias a las redes sociales, se pueden ver muchas de esas historias de superación anónimas, parejas con hijos que se turnan para salir a entrenar e incluso se turnan para ir a carreras populares, y que han llegado a hacer hasta un Maratón, personas que se pasan el día trabajando de pie y aun así, antes o después del trabajo, salen a correr, personas que ponen el despertador una hora o una hora y media antes de ir a trabajar para salir a entrenar, personas que salen de una jornada de trabajo interminable y que llegan a casa y se van a correr, o incluso los hay que llevan la ropa en el maletero del coche, personas que nunca se les hubiese pasado por la cabeza y que ahora buscan grupos de corredores para aprender más y mejorar.

Sin duda, en nuestras historias hay mucha fuerza de voluntad, y es que detrás de esa nueva mejor marca personal, o detrás de esa nueva distancia recorrida, hay mucha superación personal, hay una historia de superación, que aunque nosotros mismos no la sepamos valorar está ahí, y aunque siempre daremos con los típicos comentarios de “¿para qué corres tanto?”, o “correr es de cobardes”, o “estoy cansad@ de ver en facebook los kilómetros que hacen mis amig@s”, siempre habrá otros que nos siguen, que sí admiren nuestra historia de superación, y para los que en mayor o menor medida seamos un ejemplo a seguir.

Soy de los que piensa que primero debes quererte a ti mismo, y después a los demás (bueno eso hasta que tienes un hijo y te descuadra toda esa filosofía), en el caso de las historias de superación lo mismo, está muy bien que valoremos las historias de otras personas, pero sobre todo debemos valorar nuestra propia historia de superación, ya que aunque sea anónima, para cada uno de nosotros debe ser la más importante.

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