El pasado domingo participé en mi sexto Medio maratón de Madrid, como ya he comentado en otras ocasiones, esta carrera es una cita fija en mi calendario desde que la corrí en 2014, significando mi debut en la distancia de 21,097 kilómetros, por lo que sin duda le tengo bastante cariño.
En esta edición se han mantenido los cambios que introdujeron el año pasado, el primero, la feria del corredor, la han mantenido en IFEMA, un recinto grande, y con suficiente espacio, en el que no se notan aglomeraciones, y que facilita mucho la retirada del dorsal. El segundo el recorrido, han mantenido el recorrido del año pasado, con un final más suave que el de ediciones anteriores, pero también, para mi gusto, más feo, ya que la meta en el Retiro era bastante más bonita que la actual en el Paseo del Prado.
Otro atractivo que tiene para mí esta carrera, es la cantidad de caras conocidas que te encuentras en ella, casi todos los runners de Madrid se dan cita en ella, por lo que es fácil coincidir con muchos conocidos, otra cosa es que puedas verlos a todos, aunque eso sí, entre la salida, el recorrido y la llegada, es fácil ver a bastantes de ellos.
Este año, gracias a los resultados del año pasado, conseguí entrar en el cajón de 1h 40´ a 1h 45´, lo cual me suponía no tener el problema del año pasado que me encontré en el cajón de 1h 55´, y tuve un primer kilómetro muy lento. En el cajón me encontré con tres conocidos de Instagram, los cuales están preparando el Maratón de Madrid, con ellos compartí los últimos momentos, antes del pistoletazo de salida, y con uno de ellos, unos cuantos kilómetros del Medio Maratón.
El hecho de estar en ese cajón, me venía muy bien ya que este año tenía en mente una idea muy clara, intentar bajar de 1h 40´. El año pasado me lo propuse para el IAFF Mundial de Medio Maratón de Valencia, pero ese día físicamente no estaba al nivel que debía haber estado, y mentalmente, tiré muy pronto la toalla. En esta ocasión era diferente, físicamente me encontraba bastante bien, y las últimas carreras me habían puesto la moral por las nubes, por lo que tenía muy claro que iba a intentarlo hasta el final.
La salida del Medio Maratón de Madrid es una de las más duras que he hecho, y es que nada más salir se gira a la derecha en dirección a la Puerta de Alcalá, encarando una dura subida, más cuando estás empezando y aún tienes las piernas frías y vas sin ritmo. Ese primer kilómetro me salió algo más lento de lo que me hubiese gustado, 5´02”, y es que no terminé de encontrar el ritmo adecuado, a pesar de conocer bastante bien la salida y ese tramo. El segundo kilómetro ya fue otra cosa, empecé a ir más cómodo, la respiración empezó a ser más fluida, y el ritmo también, 4´49”.
En los primeros kilómetros, se alterna un recorrido de sube y baja, no demasiado duro, y en el que intenté recuperar un ritmo medio que me acercase a los 4:45 min/km, que es más o menos el ritmo medio que debería llevar para bajar de 1h 40´. Casi sin darme cuenta me encontraba pasando por el PK5, donde marqué un tiempo de 23´58”, a un ritmo medio de 4´48”, recuperando gran parte del ritmo perdido en el primer kilómetro.
Empezaban cinco kilómetros con bastante subida, y en donde la idea era no perder las opciones, si en esos kilómetros no conseguía llevar un buen ritmo y llegaba al kilómetro 10 con un tiempo por encima de los 49´, iba a ser complicado recuperar tiempo en los 11,097 kilómetros restantes, y conseguir bajar de 1h 40´.
Fui pasando los kilómetros, sintiéndome bien de piernas, e intentando no ceder mucho en los tramos de subida, y aprovechando los pequeños descansos que daba el recorrido para apretar un poco e ir ganando segundos al crono.
Al llegar a Plaza Castilla, al igual que el año pasado, giramos a la izquierda para llegar hasta las cuatro torres, y en ese tramo se encontraba el PK10, ya antes de mirar el reloj sabía que iba bien de ritmo, y que había cedido menos tiempo del planeado, y así era, pasaba por ese punto en 48´19”, a un ritmo de 4´50”. Primer tramo del Medio Maratón conquistado, y sin perder las opciones de conseguir el reto que me había propuesto.
Tras llegar a la cuatro torres, giro de 180º y empezábamos a encarar un terreno más favorable, con alguna subida, pero con bastantes zonas en las que se podría correr bastante, por lo que tocaba la parte en la que ganar tiempo al crono, pero sucedió algo inesperado, algo que no entraba en los planes y que me trastocó por completo, me entró flato, no sé si fue por el cambio de respiración al encarar el terreno favorable, o el beber agua en el punto de avituallamiento, o el liberarme del “estrés” de los 10 primeros kilómetros, pero el caso es que más o menos desde el kilómetro 11 empecé a sentir una punzada tremenda en el costado derecho.
Para mi desesperación, la punzada no solo no remitía, sino que iba a más, encaré la calle Mateo Inurria, una bajada muy favorable, en la que bastante tenía con mantener el ritmo de la subida. Empezaron a pasarme corredores por ambos lados, la impotencia se adueñaba de mí, y me eché hacía el lado derecho de la calzada, la punzada no remitía, y si aceleraba pinchaba más, corría con la mano en el costado, intentando mitigar el dolor, y por mi cabeza empezó a tomar forma la idea de pararme. Pero este año no iba a tirar la toalla tan pronto, seguí adelante, intentando perder el menos tiempo posible.
Llegué a una de las zonas más duras que quedaba en la carrera, una subida corta pero dura, que se agarra a las piernas, pero que en este caso a mí me vino bien, ya que el dolor del costado, en gran medida, desapareció, quedaba una leve molestia, pero nada comparado a lo que sentía antes. Había pasado el kilómetro 13, por lo que habían sido algo más de dos kilómetros, los que había hecho con el flato.
Por el PK 15 pasé en 1h 12´21”, a un ritmo de 4´49”, lo que significaba que a pesar del flato había mejorado el ritmo del paso por el PK10, pero lo malo que no lo suficiente, y ya solo quedaban 6,097 kilómetros. Era difícil conseguirlo, pero seguía encabezonado en no tirar la toalla.
Lo que quedaba de carrera iba a ser una lucha contra el crono, contra los kilómetros que acumulaban las piernas, contra esa molestia del costado que no terminaba de irse, y contra la idea de darme por vencido.
Dos kilómetros rápidos, el 16 en 4´36”, y el 17 en 4´38”, me dieron esperanza, y más cuando llegaba un terreno muy favorable, ya que en torno al kilómetro 18 encarábamos la Avenida Menéndez Pelayo, un terreno muy favorable, donde no pude conseguir llevar el ritmo que quería para aprovechar ese terreno y ganar tiempo, y es que el ritmo en el kilómetro 19 fue de 4´45”.
Necesitaba un impulso, algo que me ayudase a animar el ritmo, y me llegó gracias a un compañero de Adidas Runners que me pasó, casualidades de la vida, justo cuando pasábamos junto a la puerta de El Retiro, donde quedamos cuando entrenamos allí con Adidas. No pude seguir su ritmo, él iba bastante mejor que yo, pero me sirvió para marcarme un mejor ritmo y apretar los dos kilómetros que quedaban. Esos dos kilómetros los hice en 4´27” y 4´15”.
Encaré la recta de meta, con una sensación mala, por que las piernas no me daban más, pero con la alegría de haber dado todo lo que podía dar, no me había dejado nada dentro, e incluso había tenido que luchar durante varios kilómetros con una tremenda punzada en el costado. Crucé la meta paré el crono e inmediatamente lo miré, 1h 40´49”, aunque el tiempo oficial sería 1h 40´47”, no había bajado de 1h 40´, pero el tiempo era para estar muy contento, y suponía mejorar mi marca en 2´27”.
Este año, tengo que poner un pero a la organización por el tema del ropero, ya que para recoger la bolsa del ropero hubo colas de casi una hora, y sinceramente, después de hacer un Medio Maratón, tener que hacer cola durante tanto tiempo no me parece nada lógico. Otro pero, fue que hubo 390 corredores (los últimos en llegar), que se quedaron sin medallas, ya que cuando cruzaron la meta se habían agotado, aunque esto no sé en cuanto es parte de culpa de la organización y cuanto es culpa de los “corredores” que no pagan la inscripción a la carrera, pero luego si se aprovechan de todo.
Por último, para acabar la mañana se hicieron las carreras infantiles, en las que una vez más participó el peque, en esta ocasión no fue como la semana pasada en la carrera contra el cáncer en la que hicieron un solo grupo, aquí hacían grupos por cada dos años, e incluso si eran muchos separaban entre niños y niñas.