Nada
es una locura, si estás bien preparado. Esa es la frase que encabeza el blog, y
que intento tenerla siempre muy presente cada vez que afronto un reto, y es que
al fin y al cabo, la mayor dificultad de un reto está en la preparación y en la
mentalización, si ambas son buenas nada es imposible. Hasta ahora he ido
afrontando distintos retos, y puedo decir que solo en uno estuve a punto de
retirarme, fue en el triathlón, y sin duda fue porque no iba bien preparado,
llevaba muy mal entrenada la natación, y eso me pasó factura a la hora de la
confianza con la que afronté la prueba.
En
mi cabeza son muchos los retos que tengo, algunos posibles, otros imposibles,
pero estos últimos solo por cuestión de tiempo para prepararlos, nada más. Hace unos meses en
una entrevista para un blog me preguntaron por la posibilidad de hacer un Ironman, mi respuesta fue que no lo veía como algo imposible de hacer, hay mucha gente
que lo hace y lo termina, otra cosa es que pudiese prepararlo en condiciones debido al tiempo del que dispondría para prepararlo. Como soy consciente de eso, un Ironman no entra dentro
de mis retos.
El
no poder disponer de tiempo es de las pocas excusas que se podrían admitir para
no enfrentarte a algo, aunque eso sí, puede que no tengas tiempo para preparar
un Ironman, pero siempre hay triatlones de menores distancias, que se pueden
preparar… lo que no puede ser una excusa es el estado físico, la edad u otras
enfermedades o situaciones, y por ello hoy os traigo varias historias de
superación que puedan serviros de motivación para vuestros primeros y/o
próximos retos.
La
primera historia es la de Stephen Want, un australiano con sobrepeso que tras
empezar por ir al trabajo en bicicleta se fue metiendo en el mundo del triatlón,
y logró perder más de 40 kg. Después de eso se hizo con un entrenador personal
que le ayudo a terminar en varias ocasiones el medio Ironman, (1,9 km de
natación, 90 km de ciclismo y un medio maratón), e incluso en 2013 acabo el
Ironman Western Australia (3,86 km de natación, 180 km de ciclismo y un
maratón).
Foto: iberobike.com |
En esta historia podemos ver a un hombre con sobrepeso, que no solo
hizo el esfuerzo de practicar un deporte, sino que ha sido capaz de realizar una de
las pruebas más duras que existen, como es un Ironman, un ejemplo para
cualquiera de nosotros, y que demuestra que todo es posible.
La
siguiente historia es la de Elisa Forti, una italiana que lleva desde su
juventud en Argentina. En la entrada Sueños de un runner aficionado, os hablé de la prueba El Cruce Columbia, que consta de tres días de competición en los
que se cruzan los Andes, y tiene un recorrido de 104 kilómetros. Si de por sí
realizar esta prueba ya tiene mucho mérito, imaginar hacerla con ¡80 años de
edad!, eso ya tiene un mérito increíble, además de ser una experiencia muy bonita ya que además formó equipo con su nieto de 19 años.
Foto: minutouno.com |
Tenemos
el ejemplo de una mujer luchadora, que a pesar de su edad no solo practica running con asiduidad, sino que además se
lanza a la aventura de desafiar los Andes, y cruzarlos en tres días. Sin duda un ejemplo de
que la edad no es una excusa para no practicar deporte.
Las
siguientes son las historias de dos padres coraje. El primero es José Manuel
Roás Triviño, un asiduo de las carreras en Sevilla que corrió la maratón de esa ciudad tirando
del carrito de su hijo Pablo, afectado por la enfermedad de West. Para los que
hemos corrido un maratón, y supongo que también los que no, recorrer los 42,195 metros de un maratón ya es un reto importante, por lo que hacerlo tirando del carrito de nuestro hijo nos puede
parecer algo imposible. Este hombre, en cambio nos demuestra que este gran desafío es
posible, poniendo una gran fuerza de voluntad y con la ilusión de cruzar la línea de meta y ver la alegría y la
sonrisa de su hijo Pablo.
Foto: elconfidencial.com |
El
segundo padre coraje es Dick Hoyt, su hijo Rick Hoyt nació con una parálisis
cerebral por falta de oxígeno, debido a que el cordón umbilical estaba enredado
a su cuello. Cuando su hijo tenía 15 años, Dick participó en una carrera de 5
millas con él, tras ella su hijo le comentó: "Papá, cuando estábamos en la
carrera pude sentir como si ya no fuera un discapacitado”. Tras eso Dick
entrenó y empezó a correr maratones con su hijo. Tras varios maratones alguien le
dijo, ¿por qué no un triatlón?, y Dick que no sabía nadar, y no se subía a una
bicicleta desde que era un niño, entrenó para completar un triatlón con su
hijo, cosa que no solo consiguió, sino que también ha completado varios
Ironman. Otro claro ejemplo de lo que un padre puede hacer por ver la sonrisa y la ilusión de su hijo, para este padre nada es imposible.
Foto: hydro220.com |
La
última historia debo decir que cuando tuve conocimiento de ella, y tras ver el
vídeo que os comparto, hizo que se me saltasen las lágrimas, de hecho cada vez que veo el vídeo, y ya lo he visto en varias ocasiones, me emociono. El protagonista de
la historia es Bailey Matthews, un niño de 8 años al que con solo 18 meses le
diagnosticaron parálisis cerebral. Este pequeño héroe completó un triatlón en
el que tuvo que nadar 100 metros, hacer 4 kilómetros en bici y correr 1,3
kilómetros, distancias que para cualquier niño de 8 años ya es un importante
reto, así que imaginaros para un niño con parálisis cerebral, que además ha
tenido que aprender a andar hasta en cuatro ocasiones y le es prácticamente imposible
hacerlo sin su andador.
Sus padres, aficionados al deporte han sido la fuente de inspiración de este pequeño, y han sido los que le han ayudado a prepararse hasta el punto de que Bailey no necesitó de ningún trato especial por parte de la organización, salvo que su padre le acompañase durante toda la prueba. Indescriptible es el momento de su entrada en meta, es impresionante y muy emocionante ver cómo el pequeño deja su andador, y a pesar de caerse en varias ocasiones cruza la meta él solo y sin ninguna ayuda. Sin duda un ejemplo de que la voluntad hace posible cualquier cosa.
Sus padres, aficionados al deporte han sido la fuente de inspiración de este pequeño, y han sido los que le han ayudado a prepararse hasta el punto de que Bailey no necesitó de ningún trato especial por parte de la organización, salvo que su padre le acompañase durante toda la prueba. Indescriptible es el momento de su entrada en meta, es impresionante y muy emocionante ver cómo el pequeño deja su andador, y a pesar de caerse en varias ocasiones cruza la meta él solo y sin ninguna ayuda. Sin duda un ejemplo de que la voluntad hace posible cualquier cosa.
Estas son algunas de las historias que me he encontrado a lo largo de los últimos años en internet, historias de personas, que por uno u otro motivo me parecen unos claros ejemplos de superación. Después de leerlas, ¿alguien es capaz de decir que un reto le parece imposible?, yo, desde luego no.