Lo
prometido es deuda, y este fin de semana pasado me tocó cumplir con algo que
llevaba demasiado tiempo retrasando, que era hacerme una prueba de esfuerzo. Como ya os comenté en El running y la muerte subita, en el 2015 cuando me preparé el Maratón de Madrid dije de hacérmela, pero lo
fui dejando, y al final hice el Maratón sin hacerme la prueba de esfuerzo. Para
2016 y tras la muerte súbita de varios corredores le prometí a mi mujer que me
la haría, en principio la idea era hacerla en febrero, pero de nuevo lo fui
dejando, hasta que dos nuevas muertes en un Maratón, y sobre todo la “presión” de mi mujer y de mis padres hizo que no lo retrasase
más y que pidiese cita para hacérmelo.
La
prueba que me he hecho ha sido un reconocimiento médico deportivo con prueba de
esfuerzo y análisis de gases, me lo he hecho en el Reebok Sports Club Madrid, el
precio es de 120 euros para los No Socios, pero había una oferta para las personas que hubiesen corrido el Asics Medio
Maratón Villa de Madrid, que consistía en que te cobraban como Socio, por lo que el precio era de 92
euros. Deciros que no fue el único centro que vi, estuve indagando por internet y
encontré varios centros que hacían la prueba a precios muy dispares, desde 62 euros hasta 150 euros, algunos incluían
análisis de gases y otros no. Al final opté por el Reebok Sports Club Madrid, por un
lado porqué en los foros hablaban muy bien de ellos, y por otro, porque mi cuñado trabaja allí, y eso me daba bastante seguridad.
Preparado para el electrocardiograma |
Una
vez tuve concertada la cita me mandaron por mail tres documentos, una
autorización para que me hiciesen la prueba, unas instrucciones que debía
seguir antes de la prueba y un cuestionario
sobre mi historial médico. Entre las instrucciones me indicaban que no hiciese
ejercicio el día de antes, que no comiese ni tomase bebidas estimulantes en las dos horas y media anteriores a
la prueba, que no modificase mis hábitos de
alimentación, y que acudiese con ropa deportiva, como si fuese a entrenar.
La
prueba la realizan un médico especialista en medicina de la educación física y
el deporte, y un enfermero, este último fue quien me recibió fuera de la sala, tomó la documentación, me consultó si la prueba la iba a
hacer sobre la cinta o sobre la bicicleta estática, y me indicó donde estaba el
vestuario para que pudiese cambiarme. Una vez ya con la ropa de entrenamiento me dirigí a la sala donde me recibió el médico, y a donde también dejaron entrar a mi cuñado, a mi mujer y al pequeñajo, aunque éste se pasó toda la prueba dormido.
HISTORIAL MÉDICO-DEPORTIVO
Lo primero que hizo el médico fue repasar el cuestionario que había rellenado, las preguntas de éste trataban sobre antecedentes de enfermedades y lesiones padecidas, antecedentes de familiares, operaciones quirúrgicas, hábitos relacionados con la
salud y actividades físicas que realizo. Fue obviando las respuestas que eran negativas
y ahondando en las respuestas que eran positivas para de esta forma crear mi
historial médico-deportivo.
EXPLORACIONES
La
segunda parte del reconocimiento se trataba de las exploraciones, en este caso
lo primero que hicieron fue la toma de datos antropométricos, el enfermero me
midió, me pesó y con un aparato denominado plicometro, que es como una pinza, me
pellizcó distintas partes del cuerpo para medir mi grasa corporal.
Midiéndome la grasa corporal |
Lo siguiente era la toma de la presión arterial en reposo. He de contaros que cuando voy al médico y me toman la tensión suele salirme algo alta, dicen que es por el síndrome de la bata blanca, es decir, que me pongo nervioso ante un médico, pero en este caso como prácticamente se podía decir que estaba en familia la presión arterial estaba dentro de los límites.
Para terminar esta
parte del reconocimiento médico el médico procedió a realizar una auscultación cardíaca y pulmonar.
PRUEBA DE ESFUERZO Y ANÁLISIS DE GASES
La
tercera parte del reconocimiento es la prueba de esfuerzo y análisis de gases. En
ella iban a valorar mi respuesta cardiovascular al ejercicio, me harían un
electrocardiograma en esfuerzo, y analizarían el intercambio gaseoso.
Para ello
me colocaron una malla a modo de camiseta, que se ajustaba a mi cuerpo como una segunda piel, para
que de esta forma al correr los electrodos no se despegasen, y me
colocaron una máscara con la que determinarían el consumo máximo de oxígeno y mi
transición aeróbica-anaeróbica. Y así, sintiendo que iba disfrazado de Bane, el villano de Batman, The Dark Knight Rises, me subí a la cinta a correr.
En
ese momento el médico procedió a contarme el funcionamiento de la prueba, lo
cual era muy simple, la cinta empezaría a una velocidad de 6 km/h (10 min/km),
e iría aumentando 1 km/h cada minuto, manteniendo siempre una inclinación del
1%. Durante la prueba no podía hablar, ya que esto podría alterar la
información del análisis de gases, por lo que el médico me indicó que a sus
preguntas contestase con el pulgar hacia arriba, la mano extendida o el pulgar hacia
abajo, según me fuese encontrando.
Listo para empezar |
Los
dos primeros minutos se puede ir andando en la cinta, y esto hizo que me
centrase mucho en lo incómoda que era la máscara, e inevitablemente pensaba si me
permitiría respirar con comodidad cuando necesitase de más aire, aunque sobre esto el
enfermero ya me había indicado que no me preocupase. Comentaros que si habéis hecho
alguna vez snorkel la sensación es muy parecida, ya que la
máscara aprieta en la nariz, por lo que prácticamente no puedes respirar por
ahí, y toda tu respiración se centra por la boca, respirando por un orificio al
igual que se hace cuando practicas snorkel.
Los
minutos fueron transcurriendo, y la velocidad de la cinta iba subiendo, cada
vez a una velocidad más exigente, lo cual hizo que me olvidase de la máscara, momento en el que pude comprobar que la afirmación del enfermero era correcta, la máscara no me iba a impedir respirar con
normalidad. A partir de una determinada velocidad, la cual no sabría deciros
cual fue, el médico, antes de indicar al enfermero que subiese la velocidad, me
preguntaba qué tal iba, a lo que yo respondía con el pulgar hacia arriba. Debo decir
que aunque me hubiese sido fácil llevar la cuenta de los minutos y de la
velocidad, no lo hice, por lo que pasados los primeros minutos no sabía ni
cuanto llevaba corriendo, ni la velocidad que llevaba. En un momento
determinado de la prueba empecé a notar que aunque iba bien, me costaba llevar
el ritmo de la cinta, y en mi mente tomó forma la idea de que pudiese tropezar
y caer, la cabeza es así en determinados momentos, y juega malas
pasadas, por lo que a la siguiente pregunta del médico le respondí con la mano
extendida, el médico ordenó al enfermero subir un km/h más, indicándome luego a mi que sería el último.
Empezando la prueba de esfuerzo |
Una vez el médico le dio la orden de no subir más la velocidad el
enfermero procedió a poner una velocidad bastante cómoda en la que pudiese ir andando y recuperarme del esfuerzo, momento en que me tomó la tensión
arterial tras el esfuerzo, cosa que repitió al minuto, y que volvió a repetir
una tercera vez, ya estando en reposo, para comprobar que tras recuperarme del
esfuerzo también había recuperado mi tensión arterial.
Acabada la prueba, libre de la máscara |
INFORME DE VALORACIÓN
El
médico me indicó que el informe tardaría alrededor de una semana en mandármelo,
pero me enseñó un borrador para que me hiciese una idea de cómo sería, y procedió
a darme algunos datos que si se obtenían inmediatamente.
- Velocidad
inicial de la cinta 6 km/h. Velocidad final 15km/h (4:00 min/km). Duración de la prueba 10 minutos.
- Pulsaciones
en reposo 61. Pulsaciones máximas en esfuerzo 188.
- Talla 1,67 cm, peso 58,8 kg, índice
de masa corporal correcto. 18,8% g de grasa, exceso de % de grasa 2%. Me indicó que no debo
perder peso sino convertir grasa en músculo.
- Estado
de salud óptimo para la práctica deportiva.
El
informe que me harán llegar, además de indicar los datos anteriores, tendrá:
- Valoración
del estado de salud en relación a la práctica deportiva realizada o por
realizar.
- Diagnóstico
precoz de patologías que pudieran afectar a la práctica deportiva o a la salud
de la persona.
- Valoración
objetiva de la condición física y estado de entrenamiento.
- Valoración
de la respuesta cardiorrespiratoria al esfuerzo físico.
- Orientación
general de las cargas de entrenamiento más adecuadas.
Y
esta ha sido mi experiencia en el reconocimiento médico deportivo con prueba de
esfuerzo y análisis de gases. En espera de que me llegue el informe me da la
tranquilidad de que mi cuerpo y mi corazón han respondido bien al examen, y que
el electrocardiograma no ha mostrado nada extraño. Una vez tenga el informe prepararé una entrada para que tengáis una completa información de lo que se valora en este tipo de pruebas y que consejos te dan.
Para terminar, deciros que mi
opinión al respecto de este tipo de reconocimientos es que debería ser
obligatorio en carreras de distancia igual o superior al Medio Maratón. Soy consciente de que el coste es importante, pero no es un
importe mucho mayor que muchas de las zapatillas que nos compramos, y si
hacemos ese gasto pensando en la salud de las articulaciones, también
deberíamos asumir este coste, por dos motivos, salud y tranquilidad,
tranquilidad no solo propia, también de los que nos rodean, nos quieren y nos siguen en nuestros retos,
sean donde sean.