Puedes
leer la parte I pinchando aquí.
Antes
de continuar, felicitar a la organización de la prueba, muy bien la feria del
corredor, genial la comida de la pasta, muy bien la organización de los
cajones, y como he indicado anteriormente espectacular los avituallamientos, la
idea de escalonar las mesas a uno y otro lado, me pareció una gran
idea, y el trabajo de los voluntarios, para quitarse el sombrero. Tengo
alguna queja de la organización, pero lo comentaré llegado el momento. Ahora continúo con lo que fue mi experiencia en el Maratón.
Más
o menos sobre la hora y media de carrera, aproveché uno de los avituallamientos
para coger un vaso de agua y tomarme el primer gel, que aunque no notaba que lo
necesitase, no quería esperar a que me lo pidiese el cuerpo, corriendo el
riesgo de coger una pájara. En este tramo llegó uno de los momentos duros del
Maratón. Aunque hacía viento, hasta ese momento no se había notado mucho, y no
suponía un problema, pero tras pasar la Estación de Santa Justa encaramos la Avenida de Kansas City, una larga recta en la que a nuestra derecha teníamos edificios, pero a nuestra
izquierda estaban las vías del tren, y justo de ese lado soplaba el viento. Fue muy curioso ver como
todos poco a poco íbamos dejando libre el lado izquierdo de la calzada, para
colocarnos en el derecho y refugiarnos un poco del viento aprovechando el cuerpo de los otros corredores, ese momento lo aproveché para tomarme un
pequeño descanso, y bajar algo el ritmo. El paso por el kilómetro 20 lo tenía
planeado hacer en 1:51:40, pero lo hice en 1:50:17, a un ritmo de 5:31 min/km,
mejorando en 1´23”, aunque perdiendo un poco de margen respecto a la referencia
de los 10 kilómetros.
Imagen Marathon Foto. Disfrutando en plena carrera |
Poco
después tocaba pasar por uno de los puntos clave, ese en el que para muchos la
distancia empieza a ser desconocida, ese en el que ya llevas la mitad del
camino, y piensas que “solo” te queda la otra mitad, el Medio Maratón. Por ese
punto el plan era pasar en 1:57:42, y pasé en 1:56:08, a un ritmo de 5:30
min/km, y mejorando lo planeado en 1´34”.
Pasado
el Medio Maratón, nuevo avituallamiento, en el que cogí un vaso de agua, me
tomé el segundo gel, y me dispuse a hacer los siguientes kilómetros intentando
mantener siempre un ritmo cercano a los 5:30 min/km. Por el kilómetro 25 tenía
planeado pasar en 2:19:10, y mi tiempo de paso fue de 2:17:43, a un ritmo de
5:31 min/km, y mejorando lo planeado en 1´27”.
Los
siguientes kilómetros se complicaron un poco, empecé a ir algo incómodo al pisar con el pie izquierdo, cuando
pisaba me molestaban los dedos corazón y anular, además de la parte exterior
del pie. No es que fuese un dolor insoportable, simplemente eran como punzadas,
pero fueron varios kilómetros en los que me descentré y en los que perdí algo
el ritmo, aunque por suerte las molestias desaparecieron y no volvieron en lo que quedaba de
Maratón. En este tramo, aparte de tomarme el tercer gel, me encontré con mi
mujer y el peque por tercera vez, como siempre, saludo, dedo en alto a la
pregunta de mi mujer de cómo estás, y ella se despide con un “nos vemos en la
meta”, comentario que no sé porqué sorprendió al corredor que llevaba en ese
momento al lado, el cual nos miró a ambos con cara de sorprendido, debió de
pensar que era pronto para hablar de la meta. Tiempo planeado para pasar por el
kilómetro 30, 2:46:40, tiempo en el que pasé 2:45:51, a un ritmo de 5:32
min/km, y mejorando el plan en solo 49”. Sin duda el pie me había hecho
descentrarme más de lo esperado, y el crono así me lo hacía ver.
Imagen Marathon Foto. Zona de la Catedral |
Empezaba
la que creo para todos es la parte más dura del Maratón, esa en la que la mente
empieza a tener un papel muy importante, esa en la que la fatiga empieza a
aparecer, y en la que te juegas de verdad el Maratón. En lo referente al
recorrido, volvíamos a pasar por zonas de mucho interés turístico y cultural.
Pero antes había que pasar por el kilómetro 32, que de nuevo lo tenía muy
marcado, porque vería si tenía margen de tiempo para bajar de las cuatro horas,
y una vez llegado a ese punto, según me encontrase vería como afrontar los poco
más de diez kilómetros que quedaban de Maratón. En mi plan estaba pasar por ese
kilómetro 32 en 2:57:39, y mi tiempo de paso fue de 2:57:00. Así pues, aunque solo fuesen 39" seguía estando algo mejor que lo planeado, y me encontraba bastante bien
física y mentalmente, así que como todo iba bien, decidí que lo mejor era seguir con el mismo ritmo, y es que si algo va bien, mejor no tocarlo.
Ritmo llevado en el Maratón de Sevilla |
Los
siguientes kilómetros, desde el Estadio Benito Villamarín, campo del Betis,
hasta la entrada al Parque de María Luisa, transcurrieron casi íntegramente por
una recta, Paseo de la Palmera y Paseo de las Delicias, que parecía no acabar nunca, y en la que de nuevo el viento hizo acto
de presencia, era un momento en el que había que estar fuerte mentalmente, y un
corredor a mi lado parecía no estarlo, ya que no paraba de repetir que se había
encontrado con el muro y que no podía más. Fue el momento en el que aproveché
para tomarme el cuarto gel, y último, ya que aunque tenía previsto tomarme uno
más, terminé no haciéndolo.
Acabada
la recta hicimos un pequeño recorrido por el Parque de María Luisa, y luego
entramos en la que para mí es la zona más bonita de Sevilla, la Plaza de
España, en ese momento era difícil no emocionarte, música, mucha gente
animándote y un entorno precioso, que ayudaba a hacer ese tramo casi en
volandas. Tras ello, pasamos a otra zona también muy bonita, pero en la que
correr se complicaba un poco, la zona de la catedral, la Giralda y el
Ayuntamiento. Por un lado estaban los raíles del tranvía que había que tener
cuidado de no pisar a riesgo de doblarte un tobillo, y por otro lado estaba la cantidad
de gente que te animaba y alentaba, pero que se cerraba tanto en torno al paso
de los corredores que recordaba las etapas de montaña del Tour de Francia en las que el público está encima de los ciclistas, también estaba la gente que quería
cruzar de lado a lado, no respetando el paso de los corredores y poniéndote en
riesgo. Fueron unos kilómetros muy bonitos, pero en los que en un par de
ocasiones estuve a punto de llevarme a gente por delante.
Imagen Marathon Foto. Entrando en Plaza de España |
Pasada
esta zona, llegábamos al puente de La Barqueta, por el que cruzaríamos para
volver a la Isla de La Cartuja, ya estábamos en el kilómetro 40, por ese punto
lo planeado era pasar en 3:44:35, y mi tiempo fue de 3:43:12, a un ritmo de
5:35 min/km, y mejorando lo planeado en 1´23”. A esas alturas, no tenía ninguna
molestia, solo que las piernas ya las notaba bastante cargadas, y parecían
bloques de cemento, por lo demás, todo bien, mentalmente me encontraba muy
animado, quedaban 2,195 kilómetros, y estaba en tiempo, y de sobra, de
conseguir bajar de las cuatro horas.
En
el kilómetro 41 tuve un pequeño contratiempo, me entró flato, no recuerdo
cuando fue la última vez que me pasó eso, pero ahí estaba, incordiándome en el
final del Maratón, así que me tocó bajar el ritmo, y esperar a que se pasase,
lo cual por suerte, ocurrió pronto. A falta de 500 metros accedíamos al Estadio de
La Cartuja, donde se encontraba la meta, y ahí lo primero una mala impresión debido al estado de abandono en el que se encontraba el estadio. Un estadio que ha
llegado a albergar unos Mundiales de Atletismo, y donde el césped ahora es arena, y la pista
de atletismo se encontraba en un pésimo estado, con parches y partes que
faltaban.
Y
llegó el momento de disfrutar, los metros que me restaban hasta la meta los
hice levantando los brazos, mirando al cielo y dando las gracias a mi abuela,
saludando al público, y por supuesto bajando el ritmo. Para mí ese no es momento de
esprintar, sino de ir más tranquilo, y de saborear esos metros que te separan de tu triunfo.
Crucé la meta con los brazos en alto e indicando el número tres, por los
maratones que he hecho, y una vez cruzada la meta, tuve un gesto de rabia,
soltando toda la tensión acumulada, y me abracé y felicité al corredor que
tenía al lado, el cual debió de pensar que estaba loco.
Al entrar en meta se me olvido parar el crono, así que aunque el tiempo final según el GPS
fue de 3:56:13, el bueno, el de la organización, fue de 3:56:01, a un ritmo
de 5:35 min/km, consiguiendo por fin bajar de las cuatro horas, mejorando el anterior Maratón, el de San Francisco, en 15´52", y mejorando mi
marca personal en 11´57”, pero sobre todo, lo importante es que por tercera vez vencía
al Maratón.
Collage de fotos |
Ahora es el momento de las quejas sobre la organización, y es que tras
cruzar la meta todo fue un poco desastre, en las carreras que he hecho, una vez cruzas la meta ponen unas barras seis u ocho, a las
que te diriges y donde te organizas en fila, ahí te dan la medalla, el plástico para
que no cojas frío y el avituallamiento final. En Sevilla no, en Sevilla había varios
voluntarios de píe, dando las medallas, que entre el barullo de la gente en
meta, pasaban algo desapercibidos, hasta el punto que yo me tuve que volver,
porque me iba sin la medalla. El plástico lo daban dos chicas, también puestas
de píe y con los plásticos en el suelo, que evidentemente no tenían capacidad para dar plásticos a la
cantidad de corredores que llegábamos, convirtiéndose aquello en una pelea por
ver quien se hacía con el plástico, y para el avituallamiento si había barras,
pero ya dentro del túnel de salida del estadio. Como digo, un poco
descontrolado todo.
Ya dentro del túnel, una vez recogida la medalla, el plástico y el avituallamiento, me apoyé contra una pared,
empecé a relajarme, a ser más consciente de lo que había hecho, y las lágrimas acudieron a mis ojos, era inmensa la emoción
que sentía.
Como
resumen, decir que había 14.000 corredores inscritos, que el ganador masculino
fue Titus Ekiru, con un tiempo de 2:07:43, y en mujeres Paula González, con un
tiempo de 2:28:54. En lo personal mi puesto fue el 6121 de los 10.143
participantes que acabaron la prueba, en la categoría de hombres quedé el 5.747
de 8.964, y en mi categoría por edad y sexo el 1.531 de 2.286.
Clasificación Maratón de Sevilla |
Para
terminar, daros las gracias por los mensajes de apoyo y felicitaciones
recibidas, pero sobre todo dar las gracias a mi mujer, que no solo aguanta mis
entrenamientos, sino que además en Sevilla, se ha hecho su propio Maratón para
verme en la salida, en tres puntos del recorrido, y en la meta, sin duda gran
parte de la medalla de finisher se la debo a ella.
Momento medalla en familia |