martes, 29 de octubre de 2019

Conclusiones tras mi octavo maratón

Tras contar como fue la experiencia en el Maratón de Chicago (parte I y parte II), es el momento de sacar conclusiones de toda la experiencia vivida, desde el primer entrenamiento del maratón hasta cruzar la meta de mi octavo maratón, y tercer major. 

Lo primero es el plan de entrenamientos y el cambio que he realizado en este maratón, respecto a anteriores planes de entrenamiento. Para este maratón tomé como base un plan para bajar de 3h 45´ en un maratón, el plan constaba de 12 semanas de entrenamiento, con 3 semanas de 4 días de entrenamientos a la semana, seis semanas de cinco entrenamientos, dos semanas de seis entrenamientos, y una semana de tres entrenamientos, en total 57 sesiones. Como he indicado, yo lo tomé como base para tener referencias de ritmos, ya que mi plan ha consistido en 14 semanas con tres días de entrenamiento por semana, es decir 42 sesiones, a las que podemos sumar las tres sesiones de rodajes suaves en la playa, es decir 45 sesiones en total, en 15 semanas. 

 
Otro cambio que le hice al plan fueron las tiradas largas, según el plan base, había que hacer tiradas de hasta 27 y 31 kilómetros, pero en mi caso el máximo fue de 22 kilómetros. Y en este caso en lugar de hacer las sesiones progresivas con un ritmo entre 5´57” y 5´21”, como indicaba el plan, yo las hice progresivas entre 5´55” y 5´. 

Además de los entrenamientos de correr, como en anteriores ocasiones he complementado con ejercicios de fortalecimiento, core, sesiones de estiramiento, y foam roller, y después de las sesiones intensas he tomado un suplemento recuperador, que ya utilice el año pasado cuando preparé Berlín y Nueva York.

Con esos cambios, a pesar de hacer doce sesiones menos y de hacer tiradas largas de menos kilómetros que el plan original, he logrado bajar de 3h 45´.

Desde primeros de año, hice un cambio en mi forma de entrenar, sesiones más cortas, menos kilómetros, pero más intensos, buscando de esta manera restar kilómetros basura, y meter más kilómetros de calidad. Al principio me costó, pero según fueron pasando los meses fui notando la mejoría, que he notado tanto en las buenas sensaciones en carrera, como en las marcas, ya que no solo he mejorado mi marca en el maratón en más de siete minutos, también he mejorado en medio maratón casi dos minutos y medio, y casi seis minutos en el 15K. 

 
Otra modificación que he hecho, y que he notado que ha sido muy positiva, ha sido el masaje de descarga. Normalmente me lo suelo dar antes de empezar el plan de entrenamiento, pero en esta ocasión me lo di durante el plan de entrenamiento, unas tres semanas antes del maratón, y resultó milagroso, ya que pasé a notar las piernas mucho más ligeras, y molestias que empezaba a notar por la carga de kilómetros, me desaparecieron, llegando al día del maratón mucho más fresco que en otras ocasiones. 

El preparar un maratón en los meses de verano, con el calor, y con sesiones a más de 30 grados, suponía un inconveniente, ya que no me terminaba de notar del todo bien, los ritmos no me salían como estaban en el plan, y las sensaciones no eran buenas, pero en este caso la experiencia es un grado, ya había pasado por ello el año anterior, al preparar el Maratón de Berlín, por lo que sabía que no tenía que darme por vencido, y que una vez bajasen las temperaturas las sensaciones serían mejores, sin necesidad de bajar la intensidad del plan. 

Otro aspecto nuevo a destacar en el plan, ha sido el meter en algunos de los rodajes, series en cuestas, creo que han sido una buena decisión, me han ayudado a fortalecer las piernas, y a evitar, o por lo menos retrasar, la fatiga en un maratón. La mezcla de rodaje más cuestas se hacía dura, pero internamente, me encontraba muy bien con ese tipo de entrenamiento, y creo que han dado el fruto deseado.

El Maratón de Chicago ha supuesto, a día de hoy, mi mejor maratón, ya no solo por la marca, sino por las sensaciones a lo largo de toda la carrera. A él llegaba con muy buenas sensaciones, sin molestias de ningún tipo, con la mente muy despejada, y muy ilusionado y optimista, tanto, que no podía creérmelo, y esperaba que en cualquier momento algo se torciera, pero por suerte no fue así. El llegar bien física y mentalmente, me hizo superar los pocos malos momentos del maratón, como fue el fallo del GPS, o el sufrimiento que pasaba cada vez que me tocaba tomar las gominolas. En otro maratón, en otras circunstancias, posiblemente me hubiese desconectado, pero en esta ocasión supe abstraerme de todo y seguir comiéndome los kilómetros. Eso sí, lo que he sacado en claro de este maratón, es que no volveré a usar las gominolas en un maratón. 

 
Como es habitual, antes del maratón me propuse varios objetivos: 

- El primero, cruzar la meta de mi octavo maratón, lo conseguí. 
- El segundo, sufrir lo menos posible y disfrutar al máximo. Puedo decir que es el maratón en el que menos he sufrido y que he disfrutado mucho, aunque ha sido de una manera diferente al de Nueva York. 
- El tercero, mejorar la marca de Valencia de 3h 49´30”, también lo logré. 
- El cuarto, lograr la marca para la que había entrenado, 3h 45´, lo conseguí de sobra, ya que incluso lo bajé a 3h 42´17”. 

El fallo en el GPS, me hizo correr casi sin referencias, solo las que sacaba cada 5 km, lo cual podía ser malo, ya que podía dejarme llevar en exceso, sobre todo por un ritmo cómodo, y echar al traste todo lo entrenado, pero la verdad que fue como si las piernas estuviesen ya hechas a un ritmo de 5:15 min/km, y prácticamente fue el ritmo que fui llevando durante todo el maratón. Es posible, que hubiese podido llevar algo más de ritmo durante la carrera, pero teniendo en cuenta la situación, estoy muy contento con el resultado. 

 
Con este, ya son tres los majors que llevo hechos, la experiencia vivida en cada uno de ellos ha sido increíble, y aunque en un principio nunca me había propuesto correr los seis majors, estando ya a mitad de camino, si empiezo a vislumbrar la posibilidad, con tiempo, de completarlos todos.

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