miércoles, 1 de marzo de 2017

Conclusiones tras mi tercer Maratón

Igual que hice tras el Maratón de Madrid, y el de San Francisco, y como continuación a las dos entradas anteriores sobre mi experiencia en el Maratón de Sevilla (parte I y parte II), he sacado unas conclusiones sobre la experiencia vivida en este, mi tercer Maratón.

La primera conclusión es que se puede correr un Maratón, acabarlo, e incluso hacerlo por debajo de las cuatro horas, haciendo un plan de cuarenta y una sesiones, desglosado en tres sesiones semanales durante catorce semanas, haciendo un total de 566,49 km, siendo la semana más dura la décima en la que hice 48,87 kilómetros. Es decir, no hace falta un entrenamiento militar para hacer un Maratón por debajo de las cuatro horas.

Paso del Maratón junto a la muralla
La siguiente conclusión, es que si bien correr un Maratón es duro, me sigue pareciendo más duro, tanto mental como físicamente, preparar un Maratón, son muchas semanas, muchas sesiones, y mucho tiempo con la mente puesta en el día del Maratón.

Respecto al plan de entrenamientos, creo que el cambio ha sido muy positivo, sobre todo el cambiar las sesiones de fondo de entre dos y tres horas, por sesiones de fondo más cortas, 110 minutos como máximo, pero progresivas. A pesar de esa reducción en las sesiones de fondo, he hecho más kilómetros que en las dos anteriores ocasiones, y lo que es más importante, creo que también más kilómetros de calidad, obligándome a salir de la zona de confort. Aunque, todo hay que decirlo, al principio el plan no me pareció tan maravilloso. La luxación de hombro me obligó a estar tres semanas parado, eso hizo que empezase el plan de entrenamientos sin fondo y sin ritmo, las primeras sesiones se me atragantaron, y a ello se sumó lo mal que lo pasé en la San Silvestre de Alcorcón. Ahí toque fondo, estuve a punto de tirar la toalla, y cambiar de plan, pero por suerte no fue así, y estoy muy contento de esa decisión.

El cambio de plan también ha sido beneficioso mentalmente, las series y el acabar las sesiones de fondo a un ritmo más fuerte del que empezaba, me fue dando mucha confianza, a esto hay que sumarle la climatología, soy muy friolero, pero con una capa más de ropa, y una vez empiezas a correr, el frío se pasa, pero el calor con el que preparé el Maratón de San Francisco… Al final todo eso ayuda a que vayas con mejores sensaciones y a que mentalmente vayas mucho más confiado.


Ultimando detalles
Hay algo muy curioso, y es que con cada Maratón que hago, le voy teniendo más respeto a la distancia, y es que vas adquiriendo más experiencia, la cual te demuestra que enfrentarte a los 42.195 metros no es nada fácil. El Maratón de Sevilla es el primero que hago llano, lo cual en un principio te puede llevar a pensar que es un Maratón fácil, pero si piensas eso estás KO, ten por seguro que si infravaloras un Maratón te la vas a pegar. Fijaros en el dato de Sevilla, había 14.000 corredores inscritos, de los cuales cruzaron la meta 10.143, es decir, hubo más de un 25% de corredores que no acabaron el Maratón. Un Maratón, tenga la orografía que tenga, son 42.195 metros, es mucha distancia, son muchas horas corriendo, y es una prueba en la que no basta solo con llevarla bien preparada físicamente, también hay que ser fuerte mentalmente, y también hay que tener una pizca de suerte, ya que cualquier contratiempo te puede dejar sin cruzar la meta.

De los cinco objetivos que tenía en mente, y con los que encaré el Maratón, el primero (acabar el Maratón), lo conseguí, y decir que como siempre saboreé mucho esos instantes finales antes de cruzar la meta. El segundo (disfrutar lo máximo), también lo conseguí, ya no solo por sentirme bien y cómodo por el ritmo, también por disfrutar de una bonita ciudad como es Sevilla, y del recorrido que hicimos, qué decir del momento que pasas junto a la Torre del Oro, o el de la zona de la Catedral, o, sobre todo, el de Plaza de España, simplemente increíble. El tercero (sufrir lo menos posible), también lo logré, solo recuerdo dos momentos en los que lo pasé mal, los kilómetros en los que al pisar me molestaba el pie izquierdo, y el momento en que me entró el flato, pero fueron puntuales, y salvo obligarme a bajar algo el ritmo, no supusieron nada más.

Y respecto al cuarto y quinto objetivo (mejorar mi mejor marca y bajar de las cuatro horas), pues que lo he conseguido, y con más margen del que esperaba, he bajado mi marca en casi doce minutos, y crucé la meta con cuatro minutos de margen sobre las cuatro horas. Creo que ser capaz de llevar durante casi todo el Maratón un ritmo bastante homogéneo, no notar un exceso de fatiga (no hice ni un solo kilómetro en 6 min/km o más), ni notar como en otras ocasiones molestias en los isquios, talones o lumbares, ayudó a que consiguiese el objetivo de bajar de las cuatro horas, y sobre todo a que disfrutase aún más del Maratón.

Medalla y dorsal del Maratón de Sevilla 2017
Que todo saliese bien, no significa que mentalmente no haya que estar fuerte, hay que estarlo, porque el cuerpo por muy bien que vayas, siempre pasa por momentos en los que te pide parar, o tienes momentos, como fue la recta que unía el Benito Villamarín con el Parque de María Luisa, donde parece que no avanzas. Además el viento te va pegando en diagonal, y a eso súmale a tu lado un corredor que vaya quejándose y diciendo que no va a llegar a meta… son muchas horas, y la mente, sobre todo en los últimos kilómetros donde la meta ya está cerca pero aún lejos, juega un importante papel.

En los maratones anteriores había desglosado la carrera en pequeñas carreras de 5 kilómetros, en esta ocasión he optado por otra estrategia, lo primero una carrera de 10 kilómetros, lo segundo un Medio Maratón, aunque en este caso de 22 kilómetros, y ya en el kilómetro 32 una nueva carrera de 10 kilómetros. No sé hasta qué punto es mejor así, lo que si estoy seguro es que en esta ocasión a mí, me ha funcionado.

Y, ¿qué pasa con el temido muro?, pues debo decir, que por suerte, sigo sin conocerlo, y que posiblemente en esta ocasión haya sido la que más lejos me he sentido de él. Sin un exceso de fatiga, sin molestias en el cuerpo, y mentalmente fresco, es más fácil afrontar esos duros kilómetros finales. Decir, que en esta ocasión iba con algo más de “miedo” a encontrármelo, y creo que por ello en el cajón de salida estaba más nervioso que en otras ocasiones, y es que la tirada más larga que hice en los entrenamientos había sido de poco más de 21 kilómetros, y además tenía pensado llevar un ritmo más vivo que en anteriores ocasiones, por lo que la posibilidad de que apareciese podía ser mayor, aunque finalmente fue al revés, y no sentí ni que me rozase.

Mi tercer finisher en un Maratón
Y ahora, casi sin descanso, toca pensar en el siguiente Maratón, vuelvo a mi ciudad, vuelvo al Maratón en el que debuté, y vuelvo para disfrutar, sin ninguna presión de tiempo, y sin otro objetivo salvo el de disfrutar de su 40 edición y de su recién estrenada etiqueta Gold. Dicho esto, no quiere decir que no lo vaya a preparar a conciencia, ni que lo vaya a infravalorar, son 42.195 metros para disfrutar, no para prepararlos mal y sufrir.

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