Supongo que a todos os ha pasado que unos días estáis
pletóricos y cumplís con el plan de entrenamiento sin problema, y otros días,
ese mismo entrenamiento os cuesta la vida llevarlo a cabo. Sin duda, todo
influye para que esto ocurra, el trabajo, la alimentación, el estrés, y sobre
todo el descanso, tanto el descanso en el sentido de las horas de sueño, como
en el del tiempo de recuperación entre un entrenamiento y otro.
A la hora de plantearnos un plan de entrenamientos,
no solo debemos pensar en los entrenamientos en sí, o en la importancia del
calentamiento o los estiramientos, e incluso los más estrictos, la dieta,
también debemos ser consecuentes con nosotros mismos y saber que el descanso debe tener un hueco en ese plan de entrenamiento, el descanso será el que
nos ayude a recuperar, a fortalecer y a asimilar el ejercicio realizado.
Con un descanso adecuado evitamos el “sobre entrenamiento” y sus consecuencias, que pueden ser desde,
como he comentado anteriormente, que no seamos capaces de entrenar a los ritmos
habituales, hasta que caigamos lesionados, ya que con el entrenamiento el
cuerpo sufre daños, y estos daños son reparados con el descanso.
No sé si al igual que yo, muchos de vosotros
también lo desconocíais, y es que, durante el descanso el cuerpo es cuando
asimila el entrenamiento. Yo, hasta hace un par de años, esto lo desconocía. Fue
cuando más me fui tomando en serio el entrenamiento y los planes de
entrenamiento, cuando lo descubrí. Como he indicado anteriormente, el descanso
es el que hace que nos recuperemos y fortalezcamos del entrenamiento, es una
respuesta de nuestro cuerpo a los entrenamientos, de manera que el cuerpo
asimila los esfuerzos a los que le hemos sometido y de esta forma el cuerpo se
hace más fuerte, se prepara para futuras
sesiones, y mejora el rendimiento progresivamente, es un ejercicio conocido
como de sobrecompensación.
En lo que se refiere al descanso como tiempo de
recuperación entre una sesión y otra, debemos tener en cuenta que, como mínimo, tenemos que dedicar un día de descanso total a la semana, el resto de días debemos
evitar hacer dos entrenamientos de alta intensidad seguidos, de manera que si
un día hacemos un ejercicio intenso al día siguiente hagamos un ejercicio de
descanso activo, así habrá una buena sobrecompensación y el cuerpo estará
recuperado y preparado para una nueva sesión intensa. Claro está, esto que
comento es para los que se sometan a planes de entrenamiento de seis días, el mío solo es de tres
con lo cual los días de descanso activo, realmente son día de descanso “total”,
y lo pongo entre comillas, porqué es descanso de actividad deportiva, pero no
descanso de estar tirado en el sofá.
El otro aspecto del descanso son las horas de
sueño, tenemos que tener muy en cuenta que las horas que dormimos o dejamos de
dormir van a afectar en nuestro rendimiento, cuantas menos horas durmamos más
sensación de cansancio tendremos, menos deseo de entrenar, y por supuesto menos
intensos serán nuestros entrenamientos. Y no solo eso, debemos tener en cuenta
que, mientras dormimos, se producen cambios importantes en nuestro cuerpo, los
músculos se relajan por lo que es, en ese momento, cuando el cuerpo aprovecha
para reparar y renovar los tejidos que hayan sido dañados en nuestro
entrenamiento, y lo hará a mayor velocidad que en cualquier otro momento del día.
En resumen, a la hora de planificar debemos de
tener en cuenta que el descanso es fundamental para que el cuerpo se recupere
de los entrenamientos a los que le estamos sometiendo, y aunque esta necesidad
de descanso varía de unos a otros, nunca debemos sobre estimarnos y pensar que
nuestro cuerpo no necesita descansar o no necesita dormir unas determinadas
horas.
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