lunes, 27 de abril de 2015

EDP Rock´n´Roll Madrid Maratón 2015 - Parte I

Llegó el día del Maratón, ese al que me apunté allá por el mes de agosto, ese día que se veía tan lejano, ya llegó, y pasó… y pasó dejando muchos tipos de sentimientos y de emociones. Pero sobre todo dejando una tremenda alegría por haber conseguido superar un gran reto, cruzar la meta de un Maratón, un Maratón rompepiernas, según dicen muchos expertos, un Maratón de los más difíciles. A mis cuarenta y uno, casi cuarenta y dos años he hecho mi primer Maratón.

Cuando inicié el blog lo hice con dos ideas, la primera era llevar un diario de lo que iba a ser la experiencia de preparar el Maratón, y la segunda intentar que mi experiencia pudiese servir a otros runners aficionados, que sirviese para demostrar que no hacen falta planes de entrenamientos de seis días, que con un plan de entrenamiento de tres días, y sin dejar de lado trabajo, familia y amigos, se podía correr un Maratón… y si correr un Maratón se puede, no digamos ya una carrera de 5 km, 10 km o un Medio Maratón. Pero todo eso ya lo conté en A mis cuarenta y… la primera entrada del blog, que podéis leer pinchando aquí.

Y llegó el domingo 26 de abril, decir que a pesar de los nervios pude descansar bastante bien, no dormí del tirón, pero bueno eso no lo hago desde que nació el pequeñajo, pero a pesar de ello descansé bastante bien. Desayuno habitual y a vestirse, con un cambio respecto a lo que tenía pensado, mi primera idea era correr en pantalón corto, pero para la hora del Maratón daban lluvia, así que opté por las mallas piratas, ya que el pantalón mojado podía ser bastante más incómodo.

Me fui hasta la estación de cercanías, y ya desde allí me empecé a encontrar mucha gente que, al igual que yo, se desplazaban hasta Atocha, y de ahí a Retiro, a dejar las cosas en el ropero. Y allí cambio de zapatillas (tengo la manía de no llevar puestas las zapatillas de correr), y a quitarme chubasquero y chándal, pero antes había que buscar una zona más o menos seca para poder cambiarme. Por otro lado, a Charly, uno de mis compañeros de reto, el metro le dejaba tirado en Ópera, y le tocaba irse hasta Cibeles andando, lo cual no es mucho, pero ese día ya te trastoca.

Ya en la zona de salida, música rock de fondo, miles de personas de diversas nacionalidades y edades, unos con mucha experiencia, otros, como nosotros, novatos, pero todos con la misma afición y el mismo objetivo, correr el Medio Maratón o el Maratón de Madrid, en resumen un ambiente increíble. Ahí, tocaba hacer los últimos estiramientos, apaciguar los nervios, echarnos alguna foto para el recuerdo, y por supuesto, echar un vistazo al cielo, que de momento nos estaba dando una tregua.


David, Charly y yo antes de la salida
Dan el pistoletazo de salida, y como era de esperar pasan muchos minutos desde que sale la élite, hasta que salimos nosotros que estábamos en el cajón 4, casi diez minutos, en los que vas avanzando por el Paseo del Prado, y en los que, por si no te has dado cuenta ya, te vas concienciando de que ya estás ahí, en la salida del Maratón.



Los primeros kilómetros del Maratón transcurrían por zonas muy emblemáticas de Madrid, Plaza de Cibeles, Paseo de Recoletos, Plaza de Colón, Paseo de la Castellana, Nuevos Ministerios, Estadio Santiago Bernabeu, Plaza Castilla, llegando hasta las Cuatro Torres, algo más de seis kilómetros, todos ellos de continua subida, haciendo que el comienzo del Maratón ya nos mostrase que no iba a ser fácil, y más cuando la lluvia empezó a hacer acto de presencia, siendo ya una constante en todo nuestro recorrido.

El paso por el kilómetro 5 fue lento, 31:39 a 6:20 min/km. Ese ritmo hacía que notase muy tirantes los isquiotibiales, y no me encontraba a gusto, pero quedaba mucho, la carretera era una constante subida, y mis compañeros preferían ser precavidos. Pasado el kilómetro 5 estaba el primer punto de avituallamiento, la carrera estaba recién comenzada, aún íbamos mucha gente junta, y además habíamos tomado juntos la salida los del Medio Maratón y los del Maratón, con lo cual fue una autentica locura.

Desde poco más del kilómetro 6 y hasta el 8, esta parte del recorrido era de falso llano, y de ahí a l kilómetro 10, de bajada. En ese momento dejamos de ir en paralelo, me puse por delante de mis compañeros y apreté un poco el ritmo, era cuesta a bajo, y aunque mis compañeros seguían pidiendo ser precavidos, seguir con el mismo ritmo lento, hubiese sido una tortura para las piernas. Así llegamos al kilómetro 10, nuevo avituallamiento, ya no solo de agua, también de bebida isotónica, donde lo hicimos mejor, uno cogió bebida isotónica y otros agua y nos lo repartimos, yo además aproveche para tomarme mi primer gel, en cambio mis compañeros optaron por esperar. En ese kilómetro el tiempo fue de 1:00:07 a 6:01 min/km, por lo que del 5 al 10 habíamos llevado un ritmo de 5:42 min/km, no excesivamente rápido, pero si más adecuado.

Los siguientes cinco kilómetros fueron de continuos toboganes, lo mismo ibas en llano, que subíamos que bajábamos, aunque la tónica era más de bajada. También en ese tramo, alrededor del kilómetro 14, nos despedimos de nuestros compañeros del Medio Maratón, ellos ya se dirigían hacía el Retiro, a nosotros en cambio aún nos quedaban muchos kilómetros hasta esa meta de Retiro. Las sensaciones seguían siendo buenas, tal vez también ayudado por el perfil de la carrera, por lo que el kilómetro 15 lo pasamos con un tiempo de 1:28:08 a 5:53 min/km, pero ese tramo ya lo hicimos a un ritmo de 5:37 min/km. Y en el kilómetro 15 nuevo avituallamiento, de nuevo agua y bebida isotónica, de nuevo nos repartimos para coger las distintas botellas, de nuevo me tomé un gel, el segundo, y para mi sorpresa de nuevo mis compañeros de fatiga optaron por no tomar el gel… mala idea pensé…

Desde poco antes del kilómetro 15 y hasta poco después teníamos un repecho muy duro, aunque conocido para mí, ya que hacía poco lo había subido en el Asics Medio Maratón, así que como lo conocía, relajé el ritmo, reduje la zancada, y a tirar para arriba, sabiendo que una vez pasásemos ese repecho tocaba terreno favorable y emblemático. Íbamos a pasar por la Glorieta de Quevedo, Calle San Bernardo, Gran Vía, Plaza de Callao, Calle Preciados, Puerta del Sol, Calle Mayor, Catedral de la Almudena, Palacio de Oriente, Jardines de Sabatini y Plaza de España, ahí es nada, ¡una buena ruta turística!. En ese tramo, decir que casi lloré, no soy de lagrima fácil, pero hay ciertas emociones que son difíciles de controlar y me sacan alguna lágrima, y en este tramo por un lado estaba la increíble cantidad de gente que te muestra su apoyo, te alienta, te choca la mano, y te hace sentir que estás haciendo algo importante, llevándote en volandas. Por otro lado, curiosidades del destino, pasamos por la zona en la que se inició en gran medida mi relación con mi mujer, la esquina de Gran Vía y San Bernardo (GranSan para nosotros), por allí pasaba la carrera y allí estaba mi mujer con el niño esperando a que pasásemos, sin importarle el frío y la lluvia que nos acompañaba esa mañana, y no pude más que pararme y darle un beso.


David y yo, con Charly al fondo
Y tras ese recorrido turístico llegamos al kilómetro 21,097, el Medio Maratón, con un tiempo de 2:02:26 a 5:49 min/km, que lejos quedaba de mi 1:50:00 que hice en el Asics Medio Maratón. Esos 6, 097 kilómetros los habíamos hecho a 5:38 min/km. Un poco antes de ese punto habíamos tenido un nuevo avituallamiento, en el que al líquido se sumaba también el plátano, cogí un poco de plátano, un vaso de bebida isotónica, y una botella de agua, que usé un poco más adelante para tomar junto con el gel, en este caso me tomé el primero de los dos que llevaba con cafeina. Aquí David ya optó por tomarse un gel, pero Charly no, decía que aún no lo necesitaba, y fallo colosal, el gel no se toma cuando el cuerpo te lo pide, el gel se toma antes, para evitar que el cuerpo te lo pida mediante una pájara.

Desde el punto del Medio Maratón, hasta el kilómetro 25, salvo un repecho de la calle Ferraz, el terreno fue favorable, pero eso en mi caso empezaba a no ser de ayuda, ya que me empezaron a dar punzadas en el tobillo derecho cada vez que el terreno era cuesta abajo, no era un dolor muy fuerte, pero si lo suficiente como para que la pisada no fuese la correcta. Por suerte solo me pasó en ese tramo, quedándose en un pequeño susto. También en este tramo se empezó a producir un cambio importante en nuestro grupo, desde prácticamente el kilómetro 8 habíamos dejado de ir en paralelo, pero aún así, íbamos pegados, pero en este tramo ya íbamos completamente en línea y con cierta distancia, Charly cada vez se quedaba más atrás, y David hacía la goma acercándose a mí y a Charly, para intentar mantener el contacto, aunque sin conseguirlo. El kilómetro 25 ya lo pasé yo solo, David se acercó a mi y me dijo que Charly no podía seguir el ritmo, que tirase para adelante que se quedaba con él, y debo de reconocer que en ese momento fui un poco egoísta, teníamos la ilusión de pasar juntos la meta, pero me sentía bien de piernas, el ritmo lento me molestaba en los isquiotibiales, y aunque me sabía un poco mal, por fin llevaba un ritmo en el que me sentía muy cómodo, así que lo mantuve y ellos se quedaron atrás. El tiempo en el kilómetro 25 fue de 2:24:20 a 5:47 min/km, habiendo hecho el tramo en 5:37 min/km.

Continuará...

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